Mi Corazón de Piedra: Ni Una Mirada Atrás

Mi Corazón de Piedra: Ni Una Mirada Atrás

Gavin

5.0
calificaciones
51
Vistas
8
Capítulo

El funeral de mi hija fue un espectáculo grotesco, empañado por el aire pesado de la hipocresía de la familia de mi marido. Mi esposo, Alejandro, ni siquiera me miraba; en cambio, consolaba a Carmen, la viuda de su hermano, que lloraba delicadamente sobre su hombro, visiblemente embarazada. Pero el horror no terminó ahí: en ese mismo santuario de luto, Alejandro anunció que el hijo de Carmen era la "nueva bendición" de la familia, mientras yo me ahogaba en el dolor. Lo sabía entonces: mi hija, muerta por un plato de setas venenosas que Carmen le había dado, era ahora solo un preludio para el hijo bastardo que crecía en su vientre. Sentí una fría desesperación: me había quitado el anillo de bodas, y el leve tintineo al caer fue un trueno solo para mí, mientras todos celebraban la atrocidad; mi mundo se detuvo, esperando el golpe final. Ese golpe llegó cuando, tras forzarme a cocinar para su amante, Alejandro exigió que le diera mi útero para un trasplante que salvaría a su hijo, revelando que había asesinado a nuestros gemelos conmigo. La humillación, el dolor y la absoluta malicia de sus acciones encendieron una llama oscura dentro de mí, una promesa silenciosa de venganza. Fui abandonada en una bodega en llamas, pero emergí de las cenizas sabiendo que mi plan apenas comenzaba, y que Alejandro pagaría cada lágrima y cada injusticia. Años después, se arrodilló ante mí, un hombre roto y arrepentido, ofreciéndome de nuevo el mundo; pero yo, Sofía, ya había encontrado mi verdadero amor y mi libertad. El anillo de diamantes voló por el aire, un pequeño destello que caía al mar y arrastraba consigo los últimos vestigios del hombre que había sido mi tormento.

Introducción

El funeral de mi hija fue un espectáculo grotesco, empañado por el aire pesado de la hipocresía de la familia de mi marido.

Mi esposo, Alejandro, ni siquiera me miraba; en cambio, consolaba a Carmen, la viuda de su hermano, que lloraba delicadamente sobre su hombro, visiblemente embarazada.

Pero el horror no terminó ahí: en ese mismo santuario de luto, Alejandro anunció que el hijo de Carmen era la "nueva bendición" de la familia, mientras yo me ahogaba en el dolor.

Lo sabía entonces: mi hija, muerta por un plato de setas venenosas que Carmen le había dado, era ahora solo un preludio para el hijo bastardo que crecía en su vientre.

Sentí una fría desesperación: me había quitado el anillo de bodas, y el leve tintineo al caer fue un trueno solo para mí, mientras todos celebraban la atrocidad; mi mundo se detuvo, esperando el golpe final.

Ese golpe llegó cuando, tras forzarme a cocinar para su amante, Alejandro exigió que le diera mi útero para un trasplante que salvaría a su hijo, revelando que había asesinado a nuestros gemelos conmigo.

La humillación, el dolor y la absoluta malicia de sus acciones encendieron una llama oscura dentro de mí, una promesa silenciosa de venganza.

Fui abandonada en una bodega en llamas, pero emergí de las cenizas sabiendo que mi plan apenas comenzaba, y que Alejandro pagaría cada lágrima y cada injusticia.

Años después, se arrodilló ante mí, un hombre roto y arrepentido, ofreciéndome de nuevo el mundo; pero yo, Sofía, ya había encontrado mi verdadero amor y mi libertad.

El anillo de diamantes voló por el aire, un pequeño destello que caía al mar y arrastraba consigo los últimos vestigios del hombre que había sido mi tormento.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
Cinco años de amor perdido

Cinco años de amor perdido

Romance

5.0

Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

El Pacto Roto Por La Envidia

El Pacto Roto Por La Envidia

Romance

4.3

La envidia era una bestia sedienta en nuestra comunidad, siempre hambrienta de lo que otros poseían. Nunca pensé que sus colmillos se clavarían en mi carne, en la de Estela y en la de nuestras vidas. Nos ofrecieron, a mi hermana gemela Estela y a mí, a los hermanos Vázquez, Marcelo y Efraín, como un sacrificio, un pacto. Parecía un cuento de hadas retorcido, una bendición. Pero la envidia, esa misma envidia que nos elevó, nos arrastró en picada hacia la tragedia más oscura, un abismo del que no creí que saldríamos. Estaba embarazada de cinco meses cuando unos hombres armados nos interceptaron a mi hermana gemela y a mí en medio de la noche. Aterrorizada, marqué el número de mi esposo, Marcelo, una y otra vez, suplicando por nuestras vidas. Pero él me colgó, furioso, porque estaba ocupado consolando a su "hermanita" adoptiva, Daniela, por un simple corte en el dedo. "¡Deja de hacer drama y no me molestes! Daniela está asustada y me necesita." Esa fue la última vez que escuché su voz antes de que los golpes me hicieran perder a nuestro bebé. Mi hermana Estela, mi leona, se interpuso para protegerme y le destrozaron la pierna con una barra de hierro, acabando para siempre con su carrera de bailarina. Cuando despertamos en un hospital público, solas y rotas, descubrí que Marcelo y su hermano estaban en una clínica de lujo, cuidando a Daniela como si fuera de cristal. Para colmo, Marcelo me acusó de haber "deshecho" a nuestro hijo a propósito solo para manipularlo por celos. El dolor se convirtió en una frialdad absoluta. Me limpié las lágrimas, firmé los papeles de divorcio y me dirigí a la policía para contar toda la verdad. Lo que Marcelo no sabía era que, al caer los secuestradores, confesarían que la dulce Daniela fue quien ordenó nuestra ejecución.

La Dignidad no se Vende

La Dignidad no se Vende

Romance

5.0

Mi casa en Triana, que olía a jazmín y a melancolía, estaba a punto de perderse. Con solo dieciocho años y un título de diseño recién empezado, sentí el peso de las deudas de mi padre muerto. La oferta llegó como un salvavidas: acompañar a Ricardo Vargas, un constructor poderoso y enigmático. El "acuerdo" era claro: él salvaría mi hogar, yo sería su compañera discreta. Casi creí que el dinero me había traído un amor inesperado, confundiendo su opulencia con cariño, su posesividad con protección. Pero entonces, apareció Carmen Sandoval, su exnovia. Me citó en un hotel de lujo y, con desprecio, me ofreció tres millones de euros para desaparecer. Ella era su "costumbre favorita", y yo, solo un insecto. Para probarlo, hicimos una cruel prueba con mensajes a Ricardo. El suyo fue respondido con preocupación, el mío, con un frío "Espero no sea grave. Estoy ocupado". Ella sonrió. "¿Ves? No eres nada para él". Me reveló que todos los gestos grandiosos de Ricardo -los jazmines, Noruega- eran réplicas de lo que había hecho por ella. Solo era una sustituta, un eco. La indignidad se volvió insoportable. Un día, Carmen rompió el broche de mi abuela y me acusó de agredirla. Ricardo, sin dudarlo, me encerró en el sótano frío y húmedo, donde casi muero de frío. La humillación final llegó cuando, en una fiesta, él volvió a negarme públicamente. Me trató como un objeto, un insignificante estorbo para el juego de sus celos. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan ingenua? El dolor era insoportable, la traición palpable. Me había vendido por una falsa seguridad, por un puñado de billetes. ¿Era mi dignidad el precio? ¿O algo más valioso aún? Pero al despertar del delirio, solo quedó una determinación fría. ¡No más! Era hora de despertar. Con los tres millones de euros de Carmen y una beca para Roma, cortaría todas las ataduras. Mi propio cuento de hadas no necesitaba un príncipe tóxico. Estaba lista para mi verdadera vida.

Quizás también le guste

SU CIERVA, SU CONDENA

SU CIERVA, SU CONDENA

Viviene
4.5

Advertencia de contenido: Esta historia contiene temas maduros y contenido explícito destinada a mayores de edad (+18). Se recomienda discreción. Incluye elementos como dinámicas de BDSM, contenido sexual explícito, relaciones familiares tóxicas, violencia ocasional y lenguaje fuerte. No es un romance ligero. Es intenso, crudo y caótico, y explora el lado oscuro del deseo. ***** "Quítate el vestido, Meadow". "¿Por qué?". "Porque tu ex está mirando", dijo, recostándose en su asiento. "Y quiero que vea lo que perdió". ••••*••••*••••* Se suponía que Meadow Russell iba a casarse con el amor de su vida en Las Vegas. En cambio, encontró a su hermana gemela en una situación comprometedora con su prometido. Un trago en el bar se convirtió en diez. Un error en estado de ebriedad se volvió realidad. Y la oferta de un extraño se transformó en un contrato que firmó con manos temblorosas y un anillo de diamantes. Alaric Ashford es el diablo con un traje a medida de diseñador. Un multimillonario CEO, brutal y posesivo. Un hombre nacido en un imperio de sangre y acero. También sufre de una condición neurológica: no puede sentir: ni objetos, ni dolor, ni siquiera el tacto humano. Pero todo cambió cuando Meadow lo tocó, pues sintió cada emoción. Y ahora la posee. Legal y emocionalmente. Ella quiere que la destruya. Que tome lo que nadie más pudo tener. Él quiere control, obediencia... venganza. Pero lo que comienza como una transacción lentamente se transforma inesperadamente en un vínculo emocional que Meadow nunca vio venir. Obsesión, secretos que nunca debieron salir a la luz, y un dolor del pasado que amenaza con romperlo todo. Alaric no comparte lo que es suyo. Ni su empresa. Ni su esposa. Y mucho menos su venganza.

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro