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El aire en el lujoso piso de Madrid se cortaba con la tensión mientras Luciana, la mujer por la que sacrifiqué una década de mi vida, me extendía un acuerdo de separación. Su voz, antes melodiosa, ahora contenida, me exigía que firmara, que aceptara ser el "rompehogares" para salvar la carrera de su "hermanito" Leon. Un escalofrío me recorrió: esto ya lo había vivido. En mi vida anterior, me negué, grité, supliqué. Ella, manipulada por Leon, me destrozó públicamente, me acusó de ser un maltratador y un alcohólico. Mi reputación se hizo cenizas, el estrés desató una enfermedad latente y morí solo, en un hospital, mientras ella seguía de gira protegiendo a su supuesto hermano. Pero ahora he renacido, justo en ese mismo instante. El dolor, la rabia y la humillación de aquella vida pasada ardían en mi alma, pero esta vez, no habría gritos ni súplicas. Tomé el bolígrafo con una calma que la desarmó, preguntando: "¿Dónde firmo?".
El aire en el lujoso piso de Madrid se cortaba con la tensión mientras Luciana, la mujer por la que sacrifiqué una década de mi vida, me extendía un acuerdo de separación.
Su voz, antes melodiosa, ahora contenida, me exigía que firmara, que aceptara ser el "rompehogares" para salvar la carrera de su "hermanito" Leon.
Un escalofrío me recorrió: esto ya lo había vivido.
En mi vida anterior, me negué, grité, supliqué. Ella, manipulada por Leon, me destrozó públicamente, me acusó de ser un maltratador y un alcohólico. Mi reputación se hizo cenizas, el estrés desató una enfermedad latente y morí solo, en un hospital, mientras ella seguía de gira protegiendo a su supuesto hermano.
Pero ahora he renacido, justo en ese mismo instante.
El dolor, la rabia y la humillación de aquella vida pasada ardían en mi alma, pero esta vez, no habría gritos ni súplicas.
Tomé el bolígrafo con una calma que la desarmó, preguntando: "¿Dónde firmo?".
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Romance
ALEXIA CUEVAS POV: Estaba en la prueba final de mi vestido de novia, a solo unos días de casarme con el amor de mi vida, Mauricio. De repente, mi organizadora de bodas recibió una llamada. Su rostro palideció. "Señorita Cuevas", me dijo con voz temblorosa, "me acaban de llamar para cambiar el nombre de la novia en las invitaciones... por el de Ida Juan". Ida era su "amiga", la misma a la que vi a Mauricio arrodillarse en nuestra propia fiesta de compromiso. En un bar, lo escuché decirles a nuestros amigos: "Alexia es mi obligación, pero Ida es mi placer". Incluso cuando me caí por las escaleras, él y sus amigos simplemente se dieron la vuelta y continuaron su fiesta, dejándome tirada. No solo me traicionó, sino que planeaba robar mi fecha de boda, mi salón y hasta el diseño que yo había creado. Pensó que yo era una tonta, una víctima que aceptaría posponer todo para que él pudiera casarse con su amante en mi lugar. Pero se equivocó. Fui con mi padre y le dije: "Quiero que arregles mi boda. Para la misma fecha. Pero con Antonio Díaz".
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Romance
Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.
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Romance
Franco, el "magnate que derrite corazones", me puso un collar de diamantes frente a las cámaras en nuestro quinto aniversario. Todo el mundo decía que yo era la mujer más afortunada, la dueña de un amor de cuento de hadas. Pero el cuento se rompió cuando sentí el perfume de Rubí Amaya en su camisa. Esa misma tarde, ella hizo un live presumiendo las escrituras de un parque de diversiones que él le regaló, mientras se burlaba de mi "resort". Mi teléfono vibró con la estocada final: una foto de una prueba de embarazo positiva y un mensaje de ella diciendo que Franco la amaba en mi propia cama. Él seguía fingiendo, jurándome amor eterno mientras sus amigos se burlaban de mí a mis espaldas. No hice un escándalo. No le grité. Simplemente sentí cómo mi corazón se volvía de piedra. Si él quería jugar a tener dos vidas, yo me encargaría de que no le quedara ninguna. Contraté a un experto para borrar mi identidad digital y vendí cada joya que me dio. Dejé una caja de regalo en la mesa y le envié un último mensaje antes de subir al avión. "Abre tu regalo de aniversario, mi amor". Cuando encontró los papeles de divorcio y las pruebas de su traición, yo ya era un fantasma empezando de cero en Oaxaca.
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Fantasía
Natalia Arnal POV: Por diez años, sacrifiqué mi prometedora carrera como cirujana para convertirme en la mente maestra detrás del ascenso político de mi esposo, Andrés. Pero él no solo me traicionó con su asistente, Ivanna. En la gala que lanzaba su campaña nacional, me humilló públicamente. Frente a todos, insinuó que construiría una nueva familia con ella, incluso hablando de "nuevas vidas" que llegarían a su hogar. Sus palabras fueron un puñal, porque en secreto, yo estaba embarazada del hijo que por años había anhelado. El hombre al que le entregué mi vida y mi futuro me desechaba como si no fuera nada. Esa noche, le arrojé nuestro símbolo de unión a los pies y anuncié el divorcio. A la mañana siguiente, tomé la decisión más dolorosa de mi vida: interrumpí el embarazo en secreto. Era la única forma de cortar para siempre el lazo que nos unía y empezar a reclamar la vida que él me había robado.
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Romance
La envidia era una bestia sedienta en nuestra comunidad, siempre hambrienta de lo que otros poseían. Nunca pensé que sus colmillos se clavarían en mi carne, en la de Estela y en la de nuestras vidas. Nos ofrecieron, a mi hermana gemela Estela y a mí, a los hermanos Vázquez, Marcelo y Efraín, como un sacrificio, un pacto. Parecía un cuento de hadas retorcido, una bendición. Pero la envidia, esa misma envidia que nos elevó, nos arrastró en picada hacia la tragedia más oscura, un abismo del que no creí que saldríamos. Estaba embarazada de cinco meses cuando unos hombres armados nos interceptaron a mi hermana gemela y a mí en medio de la noche. Aterrorizada, marqué el número de mi esposo, Marcelo, una y otra vez, suplicando por nuestras vidas. Pero él me colgó, furioso, porque estaba ocupado consolando a su "hermanita" adoptiva, Daniela, por un simple corte en el dedo. "¡Deja de hacer drama y no me molestes! Daniela está asustada y me necesita." Esa fue la última vez que escuché su voz antes de que los golpes me hicieran perder a nuestro bebé. Mi hermana Estela, mi leona, se interpuso para protegerme y le destrozaron la pierna con una barra de hierro, acabando para siempre con su carrera de bailarina. Cuando despertamos en un hospital público, solas y rotas, descubrí que Marcelo y su hermano estaban en una clínica de lujo, cuidando a Daniela como si fuera de cristal. Para colmo, Marcelo me acusó de haber "deshecho" a nuestro hijo a propósito solo para manipularlo por celos. El dolor se convirtió en una frialdad absoluta. Me limpié las lágrimas, firmé los papeles de divorcio y me dirigí a la policía para contar toda la verdad. Lo que Marcelo no sabía era que, al caer los secuestradores, confesarían que la dulce Daniela fue quien ordenó nuestra ejecución.
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Romance
Mi casa en Triana, que olía a jazmín y a melancolía, estaba a punto de perderse. Con solo dieciocho años y un título de diseño recién empezado, sentí el peso de las deudas de mi padre muerto. La oferta llegó como un salvavidas: acompañar a Ricardo Vargas, un constructor poderoso y enigmático. El "acuerdo" era claro: él salvaría mi hogar, yo sería su compañera discreta. Casi creí que el dinero me había traído un amor inesperado, confundiendo su opulencia con cariño, su posesividad con protección. Pero entonces, apareció Carmen Sandoval, su exnovia. Me citó en un hotel de lujo y, con desprecio, me ofreció tres millones de euros para desaparecer. Ella era su "costumbre favorita", y yo, solo un insecto. Para probarlo, hicimos una cruel prueba con mensajes a Ricardo. El suyo fue respondido con preocupación, el mío, con un frío "Espero no sea grave. Estoy ocupado". Ella sonrió. "¿Ves? No eres nada para él". Me reveló que todos los gestos grandiosos de Ricardo -los jazmines, Noruega- eran réplicas de lo que había hecho por ella. Solo era una sustituta, un eco. La indignidad se volvió insoportable. Un día, Carmen rompió el broche de mi abuela y me acusó de agredirla. Ricardo, sin dudarlo, me encerró en el sótano frío y húmedo, donde casi muero de frío. La humillación final llegó cuando, en una fiesta, él volvió a negarme públicamente. Me trató como un objeto, un insignificante estorbo para el juego de sus celos. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan ingenua? El dolor era insoportable, la traición palpable. Me había vendido por una falsa seguridad, por un puñado de billetes. ¿Era mi dignidad el precio? ¿O algo más valioso aún? Pero al despertar del delirio, solo quedó una determinación fría. ¡No más! Era hora de despertar. Con los tres millones de euros de Carmen y una beca para Roma, cortaría todas las ataduras. Mi propio cuento de hadas no necesitaba un príncipe tóxico. Estaba lista para mi verdadera vida.
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Sofía está dispuesta a todo por proteger a su amiga Catalina, incluso si eso significa enfrentarse a Harry Meyer, el hombre equivocado... literalmente. En su prisa por impedir una boda que considera un error, termina ante Naven Fort, un poderoso y reservado empresario con un pasado tan misterioso como su mirada. Pero con Naven nadie se equivoca sin consecuencias. Él le ofrece a Sofía una solución inesperada: ayudará a separar a Catalina de Harry, a cambio de que ella se case con él. Veinticuatro horas. Ese es el plazo que Sofía tiene para decidir si firmará un matrimonio por contrato con un completo desconocido. Lo que empieza como un trato frío pronto se transforma en una convivencia cargada de tensión, química y secretos. Todo se complica con la llegada de la exnovia de Naven, una mujer decidida a recuperar lo que cree suyo. Entre verdades ocultas y malentendidos, Sofía empieza a preguntarse si su bondad la está condenando... o si, en medio del caos, podría encontrar el amor real.
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Durante tres años, fui la esposa perfecta, una sombra silenciosa en la lujosa mansión Kensington. Soporté el frío desprecio de mi esposo, Ethan, convencida de que mi entrega absoluta algún día derretiría su corazón. Todo cambió la noche de nuestro tercer aniversario. Lo encontré en un hospital privado, desviviéndose en atenciones por mi propia hermana, Scarlett, con una ternura que jamás me dedicó a mí. Al acercarme, escuché las palabras que me destrozaron el alma. Ethan le confesó que solo se había casado conmigo por obligación y negocios, llamándome ""mediocre, sin clase y un simple trámite burocrático"". Mi madrastra Evelyn remató mi agonía con un mensaje cruel, burlándose de mi papel como un ""adorno aburrido"" en esa casa. Me vi convertida en el hazmerreír de mi propia familia, traicionada por el hombre que juró protegerme. No entendía por qué me eligieron para este juego perverso si tanto me despreciaban. ¿Qué oscuro secreto ocultaban tras ese matrimonio forzado que me arrebató la dignidad? Esa noche morí como esposa, pero desperté como alguien mucho más peligrosa. Dejé mi regalo en el mostrador, firmé el divorcio y activé mi verdadera identidad. ""¿Por qué me trataste como basura si yo era la única que podía salvar tu imperio? Ahora que el 'Cirujano' ha despertado, prepárate para ver cómo se derrumba tu mundo. La venganza apenas comienza.""
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Durante tres años, llevé un registro secreto de los pecados de mi esposo. Un sistema de puntos para decidir exactamente cuándo dejaría a Damián Garza, el despiadado Segundo al Mando del Consorcio de Monterrey. Creí que la gota que derramaría el vaso sería que olvidara nuestra cena de aniversario para consolar a su "amiga de la infancia", Adriana. Estaba equivocada. El verdadero punto de quiebre llegó cuando el techo del restaurante se derrumbó. En esa fracción de segundo, Damián no me miró. Se lanzó a su derecha, protegiendo a Adriana con su cuerpo, dejándome a mí para ser aplastada bajo un candelabro de cristal de media tonelada. Desperté en una habitación de hospital estéril con una pierna destrozada y un vientre vacío. El doctor, pálido y tembloroso, me dijo que mi feto de ocho semanas no había sobrevivido al trauma y la pérdida de sangre. —Tratamos de conseguir las reservas de O negativo —tartamudeó, negándose a mirarme a los ojos—. Pero el Dr. Garza nos ordenó retenerlas. Dijo que la señorita Villarreal podría entrar en shock por sus heridas. —¿Qué heridas? —susurré. —Una cortada en el dedo —admitió el doctor—. Y ansiedad. Dejó que nuestro hijo no nacido muriera para guardar las reservas de sangre para el rasguño insignificante de su amante. Damián finalmente entró en mi habitación horas después, oliendo al perfume de Adriana, esperando que yo fuera la esposa obediente y silenciosa que entendía su "deber". En lugar de eso, tomé mi pluma y escribí la última entrada en mi libreta de cuero negro. *Menos cinco puntos. Mató a nuestro hijo.* *Puntuación Total: Cero.* No grité. No lloré. Simplemente firmé los papeles del divorcio, llamé a mi equipo de extracción y desaparecí en la lluvia antes de que él pudiera darse la vuelta.
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Stella alguna vez disfrutó de la devoción de Marc, pero su crueldad oculta la lastimó profundamente. Mientras él enviaba mensajes coquetos a su amante, ella quemó la foto de bodas frente a él. Con el pecho apretado y los ojos encendidos, Stella le dio una bofetada. Luego borró todo rastro de su identidad, se unió a una misión de investigación confidencial, desapareció sin dejar rastro y le dejó una bomba secreta. El día del lanzamiento, Stella se fue; esa misma mañana, el imperio de Marc se vino abajo. Todo lo que encontró fue el certificado de defunción de su esposa, y su corazón se hundió. Cuando volvieron a verse, fue en una gala. Stella, elegante, estaba junto a un magnate. Marc le suplicó que volviera. Ella, con una sonrisa burlona, respondió: "No me mereces, hombre".
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Se rumoraba que Lucas se casó con una mujer sin atractivo ni prestigio. En los tres años que estuvieron juntos, él se mantuvo frío y distante hacia Belinda, quien soportó en silencio y con resignación. Su amor por él la obligó a sacrificar su autoestima y sus sueños. Cuando el verdadero amor de Lucas reapareció, Belinda se dio cuenta de que su matrimonio había sido una farsa desde el principio, un plan para salvar la vida de otra mujer. Por eso, firmó los papeles de divorcio y se fue. Tres años después, Belinda regresó como una prodigio de la cirugía y una virtuosa del piano. Profundamente arrepentido, Lucas la persiguió bajo la lluvia torrencial y la abrazó fuertemente, mientras le decía: "Eres mía, Belinda".
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"No habrá amor entre nosotros. Solo fingiremos ser una pareja enamorada en público. Compartiremos habitación para hacerlo creíble, pero sin intimidad; el contacto físico está prohibido. Solo tendremos relaciones una vez al mes, y únicamente para concebir un heredero. Tú no te entrometerás en mis asuntos, y yo no me entrometeré en los tuyos. Serás mi esposa en todo sentido y no te relacionarás con ningún otro hombre", dijo, con arrogancia en cada palabra. Observé sus labios moverse. No estaba dispuesta a enamorarme de ningún hombre, y menos de uno tan arrogante y egocéntrico como él. Podía manejar el papel de pareja amorosa, y en cuanto a la intimidad mensual... Lo aceptaría con tal de satisfacer mis deseos sexuales. "¿Dónde firmo?", pregunté, pues no tenía nada que perder. *** Los sueños de boda de Nadine se convirtieron en pesadilla al descubrir la infidelidad de su hermana y su prometido. Con una grabación secreta, estaba lista para la venganza. Pero entonces el misterioso multimillonario Logan West le hizo una oferta: un matrimonio de conveniencia para destruir el imperio de su ex. Lo que Nadine ignoraba era que su vida se complicará: ¿lograría vengarse o lo arriesgaría todo por una oportunidad de amar?


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