Cuando el Recuerdo Regresa: Mi Guerra por el Divorcio

Cuando el Recuerdo Regresa: Mi Guerra por el Divorcio

Gavin

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Capítulo

Desperté en un hospital, el olor a antiséptico y el pitido constante de las máquinas. No recordaba nada. La enfermera me dijo que había intentado suicidarme y que estaba casado. ¿Casado? Lo último que recordaba era tener veinte años, ser un genio culinario con el mundo por delante. Ahora, siete años de mi vida se habían desvanecido. Mi esposa, Luciana Salazar, ni siquiera se molestó en visitarme. Envió a su asistente, quien me despreció y me dijo que no avergonzara de nuevo a Luciana, como lo hice "suplicándole" por un tal Kieran. Ese no era yo. Me había convertido en un "marido trofeo", el hazmerreír de todos. Sentía una rabia helada por el hombre que Luciana había transformado. La humillación era insoportable. Entonces, su socio, Kieran, me provocó en público, retándome, y me empujó al agua helada. Mientras me ahogaba, vi a Luciana lanzarse al agua sin dudar. Pero no vino por mí. Nadaba hacia Kieran, ignorándome por completo. Allí, en esa agua gélida, la última pizca del hombre que una vez la amó, murió. Con mis fuerzas agotadas, me rescató una extraña. En ese muelle, empapado y temblando de rabia, la miré directamente a los ojos. "Quiero el divorcio", dije, fuerte y claro, ante todos los presentes. Su cara se transformó de incredulidad a furia. Ya no era su juguete. Ahora, la guerra apenas comenzaba.

Introducción

Desperté en un hospital, el olor a antiséptico y el pitido constante de las máquinas.

No recordaba nada.

La enfermera me dijo que había intentado suicidarme y que estaba casado.

¿Casado?

Lo último que recordaba era tener veinte años, ser un genio culinario con el mundo por delante.

Ahora, siete años de mi vida se habían desvanecido.

Mi esposa, Luciana Salazar, ni siquiera se molestó en visitarme.

Envió a su asistente, quien me despreció y me dijo que no avergonzara de nuevo a Luciana, como lo hice "suplicándole" por un tal Kieran.

Ese no era yo.

Me había convertido en un "marido trofeo", el hazmerreír de todos.

Sentía una rabia helada por el hombre que Luciana había transformado.

La humillación era insoportable.

Entonces, su socio, Kieran, me provocó en público, retándome, y me empujó al agua helada.

Mientras me ahogaba, vi a Luciana lanzarse al agua sin dudar.

Pero no vino por mí.

Nadaba hacia Kieran, ignorándome por completo.

Allí, en esa agua gélida, la última pizca del hombre que una vez la amó, murió.

Con mis fuerzas agotadas, me rescató una extraña.

En ese muelle, empapado y temblando de rabia, la miré directamente a los ojos.

"Quiero el divorcio", dije, fuerte y claro, ante todos los presentes.

Su cara se transformó de incredulidad a furia.

Ya no era su juguete.

Ahora, la guerra apenas comenzaba.

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Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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