No Soy la Luciana que Rompiste

No Soy la Luciana que Rompiste

Gavin

5.0
calificaciones
16
Vistas
8
Capítulo

El auditorio vibraba, los focos cegaban y, en el escenario, Máximo Lawrence, el hombre que me destrozó, se preparaba para su gran acto. Siete años después de que me echara al abismo, me buscó con la mirada entre la multitud y, con una sonrisa estudiada, anunció: "Hay una persona especial aquí esta noche... una mujer que me prometió gloria con sus pasos." Sacó una caja de terciopelo, el público jadeó, y mi nombre, Luciana, resonó con una falsa emoción. "Cásate conmigo", me pidió, un broche de plata con castañuelas, idéntico al que perdí el día que me acusó, brillando en sus manos. Pero en mi mente, no veía al héroe romántico, sino al verdugo de hace siete años, señalándome ante los mismos periodistas. "¡Ella es una plagiaria! ¡Una ladrona!", gritó entonces, cerrándome las puertas al Ballet Nacional y al mundo del flamenco. Hoy, mi pasado regresaba con un show patético, ignorando que aquella Luciana que un día lo amó con locura ya no existe. Ahora yo era Luciana Castillo, la bailaora de flamenco que había conquistado Europa y que no le debía absolutamente nada. Me levanté sin una palabra, dispuesta a marcharme, a borrarlo de mi vida, cuando una diminuta voz rasgó el aire: "¡Mamá!" Y entonces, en el aparcamiento, mientras Máximo me acosaba, mi hija Sofía corrió hacia mí, y mi marido, Ivan, salió del coche para rodearme con su brazo. Su rostro se paralizó, palideció al entender que lo que vio era mi familia, mi vida, mi nueva felicidad construida sobre las cenizas que él dejó. "Máximo", le dije, mirándolo sin una pizca de la chica que una vez le suplicó amor. "Él es Ivan, mi marido. Ella es Sofía, nuestra hija." "Tú y todo lo que pasó entre nosotros... fue un error. Desaparece de mi vida. Para siempre." Pero, ¿qué puede hacer un hombre cuando su pasado, su mentira y su orgullo se derrumban ante la innegable verdad de tu triunfo?

Introducción

El auditorio vibraba, los focos cegaban y, en el escenario, Máximo Lawrence, el hombre que me destrozó, se preparaba para su gran acto.

Siete años después de que me echara al abismo, me buscó con la mirada entre la multitud y, con una sonrisa estudiada, anunció: "Hay una persona especial aquí esta noche... una mujer que me prometió gloria con sus pasos."

Sacó una caja de terciopelo, el público jadeó, y mi nombre, Luciana, resonó con una falsa emoción.

"Cásate conmigo", me pidió, un broche de plata con castañuelas, idéntico al que perdí el día que me acusó, brillando en sus manos.

Pero en mi mente, no veía al héroe romántico, sino al verdugo de hace siete años, señalándome ante los mismos periodistas.

"¡Ella es una plagiaria! ¡Una ladrona!", gritó entonces, cerrándome las puertas al Ballet Nacional y al mundo del flamenco.

Hoy, mi pasado regresaba con un show patético, ignorando que aquella Luciana que un día lo amó con locura ya no existe.

Ahora yo era Luciana Castillo, la bailaora de flamenco que había conquistado Europa y que no le debía absolutamente nada.

Me levanté sin una palabra, dispuesta a marcharme, a borrarlo de mi vida, cuando una diminuta voz rasgó el aire: "¡Mamá!"

Y entonces, en el aparcamiento, mientras Máximo me acosaba, mi hija Sofía corrió hacia mí, y mi marido, Ivan, salió del coche para rodearme con su brazo.

Su rostro se paralizó, palideció al entender que lo que vio era mi familia, mi vida, mi nueva felicidad construida sobre las cenizas que él dejó.

"Máximo", le dije, mirándolo sin una pizca de la chica que una vez le suplicó amor.

"Él es Ivan, mi marido. Ella es Sofía, nuestra hija."

"Tú y todo lo que pasó entre nosotros... fue un error. Desaparece de mi vida. Para siempre."

Pero, ¿qué puede hacer un hombre cuando su pasado, su mentira y su orgullo se derrumban ante la innegable verdad de tu triunfo?

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
Renacida para Triunfar: El Precio de su Error

Renacida para Triunfar: El Precio de su Error

Romance

5.0

Renací en mi último año de instituto, lista para el examen que definiría mi futuro. En mi vida pasada, ese día abrió las puertas a una vida feliz con Mateo y Hugo, mis amores. Esperaba repetir ese destino junto a ellos, mis compañeros inseparables. Pero el universo tenía otros planes. Los vi entrar en la secretaría, dos figuras brillantes, y anunciaron su decisión: repetirían curso. No era por superación, sino por Carla, una excompañera que había suspendido y a quien creían que debían "salvar". El nombre de Carla resonó como una campana fúnebre; ella, una sombra en mi existencia anterior, ahora era el centro de su universo. Me miraron con una fría determinación, como un obstáculo para su noble y equivocada "misión". En la fiesta de graduación, los susurros de mi dolor me perseguían mientras ellos la atendían con la devoción que una vez fue mía. Sus firmas en mi anuario no fueron recuerdos, sino sentencias crueles, acusándome de egoísmo por no "entender". Lancé ese anuario a la basura, cada palabra hiriente grabada en mi alma. Comprendí, con una amargura helada, que no había sido especial, sino solo la primera en recibir una lealtad impulsada por una culpa fantasma. Estaba agotada de sus juegos, de su ceguera ante la manipulación de Carla y de su ridícula misión de salvadores. ¿Cómo podían estar tan ciegos, tan dispuestos a sacrificarlo todo por una farsa? Cuando vinieron a mi casa, acusándome de un engaño de Carla y burlándose de mi billete de avión, la decisión fue inquebrantable. No rogaría, no me arrastraría, no sería la segunda opción de nadie. Con el billete a Mendoza en mi mano y sus palabras vacías de fondo, recogí mi futuro del suelo. Dejé atrás mi vida pasada, cerrando esa puerta para siempre. Mi nueva vida, lejos de ellos, acababa de empezar.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro