Un Amor Más Que Sangre

Un Amor Más Que Sangre

Gavin

5.0
calificaciones
22
Vistas
11
Capítulo

Morí aplastada bajo el sol, con el cuerpo destrozado por una explosión. Mi suegra, la mujer que me crió como a una hija, murió conmigo. Todo por culpa de Ricardo, mi esposo y un cobarde que nos abandonó, y de Brenda, su amante maliciosa. Ese fue el fin de mi vida anterior. Pero ahora estoy de vuelta. El mismo sol calcinante, el mismo campo polvoriento y la misma escena de pesadilla. Mi suegra, Elena, pálida como un fantasma, tiene un pie plantado firmemente en el suelo. Bajo su zapato gastado, una mina terrestre espera en silencio. El ligero "clic" que hizo al pisarla todavía resuena en mis oídos. «Sofía, hija... llama a Ricardo», suplica Elena con voz temblorosa, llena de pánico. En mi vida pasada, le rogué, le supliqué por teléfono. Su respuesta fue fría, llena de desprecio. Dijo que era un drama, que estábamos exagerando. Se negó a venir. Y por su culpa, morimos. «No», digo con una firmeza que me sorprende a mí misma. «A ese hombre no le voy a llamar». Elena me mira confundida, el miedo luchando contra la sorpresa. «¡No lo hará, mamá! ¡No le importamos!». El recuerdo amargo de Ricardo yéndose de la casa con Brenda, sin mirar atrás, sin una palabra para la madre que lo crió o para la esposa que lo había apoyado, flota entre nosotras. Los vecinos empiezan a arremolinarse a una distancia prudente, susurran entre ellos. «Pobrecita doña Elena». «¿Y el hijo? ¿Dónde está el bueno para nada de Ricardo?». «Dicen que anda con esa mujer rica, la tal Brenda. Se olvidó de su madre». Las palabras son como avispas zumbando a mi alrededor, pero no me afectan. Solo tengo ojos para la mina y para la mujer que está parada sobre ella. Esto no es un sueño. No es un recuerdo. He renacido. He vuelto al día de nuestra muerte. Una extraña calma se asienta sobre mí. El pánico inicial se disuelve, reemplazado por una resolución fría como el acero. Si el destino me ha dado una segunda oportunidad, no la desperdiciaré. No cometeré los mismos errores. Esta vez, Ricardo no decidirá nuestro destino. Yo lo haré.

Introducción

Morí aplastada bajo el sol, con el cuerpo destrozado por una explosión.

Mi suegra, la mujer que me crió como a una hija, murió conmigo.

Todo por culpa de Ricardo, mi esposo y un cobarde que nos abandonó, y de Brenda, su amante maliciosa.

Ese fue el fin de mi vida anterior.

Pero ahora estoy de vuelta.

El mismo sol calcinante, el mismo campo polvoriento y la misma escena de pesadilla.

Mi suegra, Elena, pálida como un fantasma, tiene un pie plantado firmemente en el suelo.

Bajo su zapato gastado, una mina terrestre espera en silencio.

El ligero "clic" que hizo al pisarla todavía resuena en mis oídos.

«Sofía, hija... llama a Ricardo», suplica Elena con voz temblorosa, llena de pánico.

En mi vida pasada, le rogué, le supliqué por teléfono.

Su respuesta fue fría, llena de desprecio.

Dijo que era un drama, que estábamos exagerando.

Se negó a venir.

Y por su culpa, morimos.

«No», digo con una firmeza que me sorprende a mí misma.

«A ese hombre no le voy a llamar».

Elena me mira confundida, el miedo luchando contra la sorpresa.

«¡No lo hará, mamá! ¡No le importamos!».

El recuerdo amargo de Ricardo yéndose de la casa con Brenda, sin mirar atrás, sin una palabra para la madre que lo crió o para la esposa que lo había apoyado, flota entre nosotras.

Los vecinos empiezan a arremolinarse a una distancia prudente, susurran entre ellos.

«Pobrecita doña Elena».

«¿Y el hijo? ¿Dónde está el bueno para nada de Ricardo?».

«Dicen que anda con esa mujer rica, la tal Brenda. Se olvidó de su madre».

Las palabras son como avispas zumbando a mi alrededor, pero no me afectan.

Solo tengo ojos para la mina y para la mujer que está parada sobre ella.

Esto no es un sueño.

No es un recuerdo.

He renacido.

He vuelto al día de nuestra muerte.

Una extraña calma se asienta sobre mí.

El pánico inicial se disuelve, reemplazado por una resolución fría como el acero.

Si el destino me ha dado una segunda oportunidad, no la desperdiciaré.

No cometeré los mismos errores.

Esta vez, Ricardo no decidirá nuestro destino.

Yo lo haré.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
Cinco años de amor perdido

Cinco años de amor perdido

Romance

5.0

Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro