Seung Yang es el alfa de su clan y el CEO de las empresas familiares, sabe que ella es su compañera y la protegerá de quienes van tras ella. La vida de Anna pasa de ser una pesadilla a ser un cuento de hadas. Apartamento de lujo, carro del año y el jefe más guapo del mundo. Pero ese jefe tiene un secreto y ella lo descubrirá pronto.
Anna, en casa, en su ducha y desnuda, pensaba en su jefe mientras se tocaba. Sus dedos, ya con suficiente experiencia se deslizaban entre sus curvas, mientras la imagen de la perfección hecha hombre, aparecía frente a sus ojos.
Su jefe era caliente, realmente caliente.
Sus brazos fuertes y musculosos parecían capaces de levantarla en el aire y entrar en ella mientras la arrinconaban contra la pared.
Mientras gemía el nombre de su jefe, este llegó a su casa y siguió el sonido de sus gemidos. Sí, Anna había cometido el error de darle su llave cuando estuvo enferma unas semanas antes para que pudiera entrar a verla.
Y lo había olvidado.
Mientras el orgasmo la sacudía y grataba el nombre de su hombre, este la miraba desde la puerta.
-Anna, de mi corazón, me encanta saber que es en mi en quien piensas cuando te tocas y no en tu prometido.
-¿Luka?
Anna podía morir de la pena, solo quería ahogarse y su jefe lo notó, la curvilínea mujer que acababa de mostrarle cuan caliente era, no debía sentir pena.
-Apuesto, mi pequeño duendecillo sexual, que estás lista para otro orgasmo.
-Luka...
-Quieta ahí mismito, Anna, no te muevas.
Caminó a ella con deliberada lentitud, arremangándose las mangas de su saco y se arrodilló junto a ella. La sujeto del cabello con dureza y la acerco, no había juego, solo un dominio completo.
La lengua de Luka barrio con fuerza el interior de la boca de Anna mientras que con su otra mano, la tocaba con evidente conocimiento sobre como enloquecer a una mujer.
Anna, vente para mí, grita de nuevo mi nombre.
-Luka, Dios...no te detengas.
-Gime, Anna, muéstrame cuan caliente te pones.
-Necesito...te necesito.
-Y me tendrás, vamos a empacar tus cosas y nos iremos a mi casa en la playa. Llenaré tu cuerpo de mi semen, Anna.
-Mi prometido...
-Este fin de semana serás mía, Anna. Por ahora, vamos a ir a usar tu cama, porque mi pene estará dentro de tu cuerpo dentro de los siguientes segundos.
La ayudo a salir de la tina y la envolvió en el paño. Mientras sin dejar de mirarla empezó a desvestirse.
-Tócate, Anna. Muéstrame a la mujer sexual que llevas dentro.
Anna supo que no había marcha atrás, su jefe era un amante increíble y ella lo disfrutaría antes de atarse a un hombre que no la amaba y que le era infiel. Pues bien, dos podían jugar al mismo juego.
La toalla de Anna cayó al suelo, revelando sus abundantes senos, su vientre plano y un coño bien rasurado.
-¿Te depilas?
-Porque te gusta, te escuchaba hablar con tu primo, sobre como amas los coños limpios y lo hice.
-Anna, mi Anna.
La tomó en brazos y entró con ella a su habitación. Dos consoladores estaban en la cama.
-Anna traviesa.
La abrió de piernas y encendió el consolador. Acerco sus labios a la piel de Anna y la lamió mientras la penetraba con aquel juguete.
-No pares, es tan bueno, es increíble que estés aquí.
-Y no me iré, si decides casarte seguiremos siendo amantes, Anna, porque no me importa como estés, soltera o casada, no puedo renunciar a ti.
-Quiero tus juegos rudos, sé que azotas mujeres y lo necesito.
-Anna, sigue hablando así y no permitiré tu boda, te haré mía, solo mía.