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Pecar En Mi Eternidad.

Pecar En Mi Eternidad.

Yam Karly

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Capítulo

En ese mundo soy su reina y esposa. No entiendo nada de esto, ¿por qué yo? No se puede invitar a un Angel a brillar en el infierno. Historia registrada bajo derechos de autor. No se permite adaptación o PDF.

Capítulo 1 Sinopsis

✥ Sinopsis [Pecar en mi eternidad]

No se puede invitar a un Ángel a brillar en el infierno.

Una vez más ahí estaba, entre sus piernas disfrutando aquel delicioso manjar, no había probado un mejor sabor en 300 años, ella tenía vida, nunca había tenido a una mujer viva, pues crecí en ese lugar porque morí a los doce años por culpa de mi madre, ella me asesino.

Movía mi lengua sobre su clítoris torturándolo cuanto más podía. Ella tiene las uñas clavadas en mi cabeza llevándome hacia su jugoso sexo. Sus gemidos hacen que mi polla se ponga más dura. Me deshago de mi pantalón y lo arrojo al piso.

Mi polla sale como si de liberar a una bestia furiosa se tratara. En mi mundo las mujeres están muertas no pueden mojarse. Por eso la elegí a ella, muchos como yo eligen a mujeres expertas en el sexo, pero yo quería un Ángel es su estado más puro.

Un ángel puro para corromper.

Abro paso a un más con mi lengua entre sus pliegues y ella gime más fuerte, ella acabará en mi boca, una de las cosas que más amo es su sabor, el cual soy el primero en probar.

No la dejaré ir nunca.

Los pecadores no tenemos derecho a elegir.

Alexandra.

Al entrar a ese oscuro lugar adentro no está nada mal, es hermoso. Flores en la pared de piedra y escaleras, en el centro se encuentra lo más hermoso, me acerco, pero al ver lo que es doy varios pasos lentos hacia atrás.

Dos tumbas adornadas con flores una a un lado de la otra. La otra tumba lleva el nombre de un hombre y la otra tiene mi nombre.

¡Maldición! Esa tumba tiene mi nombre, me morí. ¿Ya estoy muerta? ¡No lo entiendo!

Camino un poco más por un largo y oscuro pasillo, camino por una alfombra roja, ahora me doy cuenta de que esto es como un gran castillo lujoso.

Admiro por un momento las hermosas estatuas. A todo esto, ¿por qué estoy vestida así? Una corona en la cabeza, la tomo para verla, la contemplo por un momento.

¡Esto debe valer más que toda mi vida entera! Tiene diamantes incrustados.

¿Acaso reencarné en una princesa o algo así? No puedo ser una princesa, no sé ni usar los cubiertos que vergüenza.

Ya me lo decía mi madre, debía tomar clases de etiqueta.

Muchas preguntas inundan mi cabeza, y lo peor de todo es que parece que estoy sola, si soy una princesa, se supone que tengo que tener sirvientes.

¿De qué diablos estoy hablando? Solo soy una estudiante universitaria con una beca y trabajo de medio tiempo en un restaurante como mesera.

-¿Qué haces, mi pequeña?

Esa vos me hace temblar, me volteo inmediatamente.

-¿Quién es usted?

-Debes estar bromeando, mi reina. Vamos a dormir, mi hermosa esposa.

¡Esposa! No lo puedo creer.

¡Mierda! Yo quería casarme con un millonario y sacarle plata. Un hombre como todas queremos, sesenta setenta noventa.

Sesenta terrenos y propiedades, setenta millones de dólares y por último noventa años, ese era mi plan de vida.

Es mejor que actúe normal.

-Sí, mi amor.

¿Será que puedo llamarlo así? Su majestad, mi rey o esposo. La oscuridad no me deja ver con claridad su rostro, pero aún siento mucho miedo, él es enorme y yo soy un miniun.

-Ya es tarde, vamos a hacer el amor, pequeña.

-Sí, vamos.

Tomo su mano y camino junto con él.

Esperen un momento, ¿qué fue lo que dijo?

¡Hacer el amor! No puedo hacer eso, no puedo darle mi flor a cualquiera.

Soy virgen y él es muy grande para mí, me dolerá hasta mi tercera vida, ¿quizás su miembro es enorme? Que rico sería. ¡Maldición! No puedo ser tan pervertida en estos momentos.

Él me lleva a una habitación, entramos y él cierra la puerta. Por la claridad de los grandes ventanales puedo ver un poco su rostro, por la poca luz que entra.

Que hombre, es un dios griego. Rápidamente que quito el vestido y comienzo a quitarle a él su ropa, no voy a perder esta oportunidad. Esperen un momento, soy una reina, no debo comportarme así.

-No te preocupes por eso, pequeña.

Él rasga mis bragas y mi sostén con sus manos y después también lo hace con su ropa, me carga en sus brazos y me lleva a la cama.

-Sabes qué me gusta ver como te masturbas, mi reina.

Claro que sé cómo se hace, lo hago a diario, yo dije que era virgen, pero no pendeja.

-¿Necesitas ayuda, pequeña? Puedo hacer una de las cosas que más te gusta, ¿quieres que lo haga?

Su voz excitante que suena como un gruñido es lo que me llevará al orgasmo antes de tiempo, no se a lo que él se refiere, lo mejor será decir que sí.

-Sí, quiero que lo hagas.

-Sabía que me dirías que sí, sé que te gusta el sexo tanto como a mí.

Un momento, en mi segunda vida también soy caliente, bueno ya que, mejor voy a disfrutar de todo. Él se acuesta sobre la cama, ahora puedo ver su gran erección con facilidad, soy una reina muy golosa de eso no hay duda, pero, buen provecho para mí.

-Sube a mi boca, pequeña, eso es lo que más te gusta.

Esto me da mucha vergüenza, pero en este momento en este extraño mundo soy su esposa, sería raro que me negara en este momento.

Me siento sobre su cara y él me lleva un poco más a su boca. Primero besa un poco y siento que mi cuerpo caliente tiembla, después toma con fuerza mis nalgas con sus enormes manos. Al sentir su lengua en lo más profundo de mí me hace temblar a un más.

Lo único que se escucha en la enorme habitación son mis gemidos y el sonido que hace su lengua en mi sexo.

Nunca había logrado sentir este placer aún con mi vibrador, todo mi clítoris está en su boca y él lo succiona mientas acaricia entre mis nalgas.

-¿Te gusta que te folle con mi lengua? -pregunta.

-¡Sí, por favor no pares!

No podré aguantar más.

-Me detendré, pero te prometo mi amada esposa que pronto estaremos juntos, ahora no puedo tenerte conmigo.

¿Qué pasa, se detendrá? Mi sexo se abre y se contrae, estoy a punto y él se detiene y abro los ojos.

-¡No! ¡Maldición! ¡No quiero quedarme a medio orgasmo!

Veo a todos lados.

Todos se ríen de mí.

-¡Diablos! ¡¿Qué tipo de sueños húmedos tienes, Alexandra?! -me dice mi mejor amigo Lucas.

Toda la clase tiene sus ojos en mí, otro de esos sueños extraños y eróticos.

-Señorita, Alexandra, si necesita salir solo tiene que pedirlo -dice mi profesor.

Salgo sin decir nada del salón.

Tengo un año desde que entré a la universidad soñando con él, pero es como si tuviera una segunda vida, cuando entró y estoy con él no recuerdo nada de esta vida es extraño, cuando llegue a casa buscaré más información respecto a este tema.

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