/0/14284/coverorgin.jpg?v=dbc05cf49620b169aeaed42e748e0000&imageMogr2/format/webp)
—Dame otro beso… solo uno más y te dejo ir. —Suplicó Brian con carita de perro abandonado.
—Dale otro beso Rania, sino luego se pone insoportable. —Pidió Kate, la mejor amiga de Rania viendo como Brian miraba a su amiga embobado.
—No Brian, déjame ir y deja de apoyarlo Kate, eres mi mejor amiga y no suya. Si vuelvo a llegar tarde mi tío me mata y con razón. —Contestó Rania esquivando los besos de su novio.
Rania Hassan tenía veinte años, era una bella chica de rasgos árabes, larga melena negra y ojos color miel, la obsesión de su novio Brian Harrisburg, un joven que pertenecía a una familia acaudalada. Era el mejor partido de la Universidad donde estudiaban Ingeniería Petrolera y era el deseo de todas sus compañeras, pero sólo tenía ojos para su reina del desierto… como la llamaba.
—¿No estás cansada de trabajar en la tienda de alfombras de tu tío? —Preguntó insistiendo en lo mismo, aunque Rania le daba siempre la misma respuesta.
—Para nada Brian, adoro trabajar con mis tíos en la tienda y hacer crecer el negocio. Me siento útil y algún día quiero ayudarlos a ampliar el negocio.
—Pero sabes que podría darte una vida de reina cuando te cases conmigo, no tendrás que trabajar ni hacer ningún esfuerzo, solo nos dedicaremos a vivir la vida. —Aseguró.
—Yo en tu lugar ya hubiera aceptado Rania, no sabes la suerte que tienes. –Opinó Kate y Rania giró los ojos.
—Yo no quiero ser una mantenida Kate, ni de Brian ni de nadie. Solo quiero llegar a ser algún día una gran profesional y construir grandes cosas, abrirme paso en la industria del petróleo. —Habló Rania con firmeza. —Ahora déjenme ir, no quiero que mis tíos me vuelvan a llenar de preguntas por llegar tarde.
—No tendrías que pasar por eso si asumieras nuestra relación. —Se quejó Brian cansado de tanto secreto.
—Cariño sabes que mi tío quiere que me case con un buen hombre musulmán. Me apoya en mis estudios, pero sigue siendo muy aferrado a sus viejas tradiciones y a nuestra religión. —Le recordó Rania apenada. –Debo esperar a terminar la Universidad para asumir nuestro noviazgo públicamente, después de eso seré totalmente libre.
Brian la agarró con fuerza para acercarla a él y Kate se apartó para darles algo de intimidad.
—¿También tendré que esperar a que eso suceda para tenerte de verdad? —Preguntó ansioso, llevaban un año saliendo y aún no se habían acostado. —¿Me rechazas también por tu religión?
—No Brian, es solo que quiero que sea algo especial y no quiero sentirme presionada. —Rania dejó un beso en su rostro y se alejó incómoda de estar de aquella manera tan pegados públicamente. — Dame un poco más de tiempo, sabes que te amo y eso debería ser suficiente para darte seguridad en esta relación, si necesitas sexo para saberlo es porque el amor no significa mucho para ti.
—Yo también te amo… solo tengo miedo a perderte. —Suspiró Brian con frustración y ella lo besó.
—Eso no sucederá, jamás me vas a perder. Eso te lo aseguro.
Después de despedirse de su novio y su mejor amiga, Rania tomó el autobús con destino al barrio donde vivía con su familia, ya que por suerte iba a una Universidad que estaba cerca de su casa, de lo contrario no hubiera podido seguir con sus estudios.
Al llegar a la tienda de su tío que estaba justo debajo de la casa, Rania intentó entrar sin hacer ruido, pero alguien ya esperaba por ella.
—Eres como una rata escurridiza. —Espetó su tío Hamza asustándola.
—¡Tío por Alá, casi me matas de un susto! —Habló ella con los latidos de sus corazón acelerados. –Si sigues haciendo esto arderás en el fuego del infierno por ser tan malo. —Se rio la chica.
—El que no debe no teme Rania Hassan y llevas unos meses que siempre llegas tarde. ¿Dónde andabas pequeña llama del fuego del infierno?
—¿Nunca dejarás de llamarme de esa manera? –Preguntó riéndose mientras dejaba su mochila detrás del mostrador de la tienda.
—No, ahora contesta a la pregunta de tu mayor. ¿Dónde estabas Rania Yasmina Hassan? — Demandó y ella se puso el delantal suspirando con cansancio.
—Estaba en un bar de carretera prostituyéndome tío, ya lo sabes…para mantener a mis cuatro maridos narcotraficantes. —Bromeó y Hamza se llevó la mano al pecho haciendo un gesto dramático.
—¡Alá te castigará algún día por hacerme estas bromas niña, como sigas así me matarás de un disgusto y por no haberte educado bien …
—Seguramente arderás en las llamas del infierno como penitencia por no haber sabido guiarme por el camino correcto. —Continuó Rania por su tío, pues escuchaba aquellas palabras constantemente. —Sabes que solo te he dado alegrías viejo, así que deja de quejarte tanto. — Dijo y después dejó un beso cariñoso en la frente de su tío.
—Yo solo quiero lo mejor para ti, Rania. Estoy soñando con que te cases con un buen hombre.
Hace unos días el sobrino de Mohamed…
—Por favor tío, ya lo hemos hablado. —Lo interrumpió Rania molesta. —Mi único pensamiento ahora es terminar mis estudios, nada de matrimonio. —Habló con seriedad y su tío rezongó.
—Pues deberías de comenzar a pensarlo, cada vez estás más mayor y así nadie te querrá. — Aseguró Hamza y Rania lo tomó del brazo para llevarlo delante del espejo.
—El único viejo que veo ahí eres tú. Por lo tanto, no hay motivo de desesperación. —Hamza se giró para verla y la tomó de los brazos con cariño.
—Este país está lleno de personas que van por el mal camino Rania y no quiero que termines como algunas de nuestras vecinas. —Dijo Hamza preocupado.
—Tío en cuanto a eso puedes estar tranquilo, tú y la tía Fariha siempre me han enseñado que mi cuerpo es un templo y que no debo dejar entrar a cualquiera. Aunque no esté de acuerdo con ciertas cosas como bien sabes, en eso pienso lo mismo. Así que por favor olvidemos el asunto por ahora. —Pidió y Hamza la abrazó.
—Está bien, pero de todas formas te traeré fotos del sobrino de Mohamed. —Avisó y Rania puso los ojos en blanco.
Rania tenía muy claro el camino que quería labrar en la vida para su futuro, pero aquella noche una llamada cambió su destino para siempre.
—Rania, Rania cariño… ¡Despierta! –La llamó su tía Fariha.
/0/9846/coverorgin.jpg?v=c31e9e4f6422356ee152c1f6c596b1fb&imageMogr2/format/webp)
/0/286/coverorgin.jpg?v=8f4a0b3745833387aae723b1c2a69c1b&imageMogr2/format/webp)
/0/17894/coverorgin.jpg?v=16dfcbfced5af91c68104555b4c2320a&imageMogr2/format/webp)
/0/6915/coverorgin.jpg?v=0237b5171eb1069f965bfb8b896009b5&imageMogr2/format/webp)
/0/14804/coverorgin.jpg?v=e099331dfbdea87f6b4ef862292003f8&imageMogr2/format/webp)
/0/14597/coverorgin.jpg?v=dec2ea52fa920e1503d8bc813ab9057b&imageMogr2/format/webp)
/0/172/coverorgin.jpg?v=4bdac45727d3e85ad67b33bae6275d2d&imageMogr2/format/webp)
/0/17037/coverorgin.jpg?v=2fe0f9b209c64272041b023347657628&imageMogr2/format/webp)
/0/9315/coverorgin.jpg?v=da8c34a271ae02aece6929799552436f&imageMogr2/format/webp)
/0/15938/coverorgin.jpg?v=6e5525f0309388ca80f3d8bf7188d55e&imageMogr2/format/webp)
/0/5422/coverorgin.jpg?v=0e00158c38656e271197b68de6cadba8&imageMogr2/format/webp)
/0/4755/coverorgin.jpg?v=59048855555105e562dd89fbcc27c685&imageMogr2/format/webp)
/0/18311/coverorgin.jpg?v=bb84fd443562c4aff05b82028deb9380&imageMogr2/format/webp)
/0/17562/coverorgin.jpg?v=44e506da9c36e33e40a0d60ff1dfa2a7&imageMogr2/format/webp)
/0/4596/coverorgin.jpg?v=1f80ab2aef83e0600e2d71613a652317&imageMogr2/format/webp)
/0/1387/coverorgin.jpg?v=1ee3a8797238a6a3dd7f557aa6a45f79&imageMogr2/format/webp)
/0/16586/coverorgin.jpg?v=fb50d2b4e78ad88e4ea4e566d8dabd13&imageMogr2/format/webp)
/0/3010/coverorgin.jpg?v=6372e80a4513e7dab95dff81510269db&imageMogr2/format/webp)
/0/8580/coverorgin.jpg?v=3099af8edc84d1eb6e0e887dc3b7814b&imageMogr2/format/webp)