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Prólogo.
¿Saben lo que es el efecto mariposa? Bueno, es algo tonto a decir verdad, pero durante mucho tiempo se ha creído que el efecto mariposa es una reacción mínima a una acción que cualquier ser existente pueda tener. Tiene que ver más con el caos, pero muchas veces pienso que ese efecto puede ser en cualquier área de nuestras vidas.
Antes no creía en esas cosas... Digo antes por qué no lo conocía a él. Había muchas cosas que ignoraba en la vida, aun teniendo una carrera y tratando con personas todos los días, yo no conocía el verdadero significado de la vida, es algo gracioso que lo diga de esa manera, pero siendo sinceros ninguno llegamos a pensar, experimentar o interesarnos por el verdadero significado de la vida, yo lo conocería por casualidad y una hermosa en realidad...
Mi nombre es True Jason... Sí, ya sé ¿A quién se le ocurre ponerle True a una niña o niño? Bueno, mi madre es una mujer que las opiniones de otros le valen carajo. Y pues considero que mi carácter de mil demonios lo he sacado de ella. Pero eso es otra historia, o quizás la misma, sin embargo, en este momento les contaré cómo mi vida cambio al conocer a ese hombre. ¿Les gustan las historias de amor? Bien, prepárense para conocer la historia de True Jason, o sea mi historia...
Soy enfermera de profesión, tengo 26 años y desde que me gradué he dedicado mi vida y tiempo para este trabajo, sin embargo, al graduarme como enfermera le tomé amor al area de ser paramédico, es algo que adoré desde que empecé mis pasantías en el hospital mount Sinai, pero las cosas cambiarían respecto a todo mi entorno, lo que yo conocía y pensaba de la vida era totalmente diferente y lo iba a aprender de una manera diferente.
********************************
True Jason.
—Chico de aparentemente 17 años, con posible traumatismo en el cráneo, tiene dos costillas rotas y sangrado interno, debemos llevarlo al hospital cuánto antes —digo en alerta examinando al paciente que está tirado en el piso rodeado de su propia sangre.
Y bueno, esto solamente es el inicio de semana trabajando como paramédico en el hospital Mount Sinai en Madison Avenue/ 100th Street. es un poco difícil, no diré que no. En ocasiones he visto cosas que pueden romperle el corazón a cualquiera, pero para esto me gradué y especialice, ya que me gusta ayudar a las personas y bueno, supongo que esta es la manera que encontré de hacerlo.
Siempre estoy con mi compañero en la ambulancia, conduce por las calles de nueva York a la espera de cualquier llamada a emergencias, él y yo nos entendemos muy bien, es bueno escuchando y cuando estoy muy callada me pregunta qué sucede. Son cosas que hemos desarrollado con el tiempo y la confianza que hemos tomado el uno con el otro.
El día de hoy recibimos un aviso de un accidente de auto, un hombre perdió el control atropellando a un chico que iba con su patineta en la calle, de inmediato acudimos al lugar y las personas rodeaban el cuerpo tirado en el pavimento, Lois y yo hicimos nuestro trabajo examinando sus heridas, y posibles fracturas, lo subimos a la camilla para trasladarlo al hospital de inmediato, mientras yo intentaba parar la sangre de sus heridas.
Esta es la parte más difícil de mi trabajo, tengo que vivir con esto todos los días, pero no me molesta, ya que siento que si puedo salvar una vida mi trabajo está hecho.
Cuando llegamos al hospital lo llevamos de inmediato a emergencias, el chico es atendido por los médicos que lo llevan a cirugía, por el hecho de que la costilla rota provocó una hemorragia interna como yo había indicado al examinarlo. Solamente espero que el chico se recupere, luego vendré a preguntar por él.
—¿Estás bien? —me pregunta Lois poniendo su mano en mi hombro, yo lo observo asintiendo.
— Sí, es solo que... —hago una pausa y me encojo de hombros. No me hagas caso, a veces soy un poco tonta y se me olvida que esto es parte de nuestro trabajo—. Él me dedica una sonrisa amable respondiendo.
—Lo sé, y no debes juzgarte por sentir algo, somos seres humanos, True, y no debemos negarnos la posibilidad de sentir empatía por alguien.
— Sí, si lo sé, pero no quiero verme en la situación que por culpa de sentir haga mal mi trabajo.
—No lo harás, te conozco y sé que nunca harías algo mal en tu trabajo—. Ambos nos quedamos de pie un instante y de pronto lois recibe una alerta en su radio, ambos corremos a la ambulancia para volver a nuestro trabajo.
—¿Qué sucede?—. Pregunta él, por su radio.
—Hemos recibido una llamada de un posible incidente en la 495 de Madison square, un hombre tropezó por las escaleras y cayó, la mujer que llamó suena desesperada dice que es probable que se haya fracturado una pierna.
—Entendido, vamos para allá—. Lois cierra el canal de la radio y enciende las sirenas de la ambulancia, empieza a conducir a toda velocidad hasta que llegamos al lugar.
Ambos bajamos de la ambulancia y lo primero que notamos es que la apariencia de la casa es muy lujosa, cuando avanzamos a la puerta una mujer elegante sale para recibirnos, se nota alterada y Lois hace el intento por calmarla, nos dice que su hijo se cayó por las escaleras y es un invidente.
De inmediato nos adentramos en la casa, y ella nos lleva hasta el lugar donde ocurrió el incidente.
—Ezio, cariño, ya volví con los paramédicos, ¿cómo está? Crisol, ¿se movió?—. Ella pregunta a una mujer a su lado, supongo debe ser su novia, aunque no estoy aquí para hacer ningún tipo de suposiciones.
—Ya mamá, estoy bien, no debiste llamar al 911, disculpen ustedes, es que mi madre es muy exagerada, yo estoy bien—. Él hace un intento por levantarse, pero al hacerlo de inmediato cae al suelo quejándose de dolor...
—¡Ahhh,carajos!—exclama sobándose la pierna.
—Ezio, por favor hay personas aquí, no debes usar ese vocabulario —yo no puedo evitar reírme, y el hombre en el suelo al escucharme responde.
—¿De quién es esa risa? No, la había escuchado antes, es bonita—amplío mis ojos sintiendo mucha vergüenza, se supone que debo ser profesional, todos me miran y debo disculparme de inmediato.
—Oh, perdón... No fue mi intención.
—No, no debe disculparse, tiene usted una hermosa risa.
"Me sonrojo"
Antes nadie me había dicho eso, Lois me toca el hombro señalando que debemos atenderlo y de inmediato reacciono pidiendo espacio para poderlo tratar.
—Bien, señor Ezio, ahora vamos a examinar su pierna, ¿le parece?.
—Oh, por supuesto, siempre y cuando no me desnuden.
"Vuelvo a reírme"
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