DE MONJA A ESPOSA
ser la hija de una madre ambiciosa y sin sentimientos, rabia por quĂ© aunque quisiera rebelarse y luchar por ser la esposa de Ares, jamĂĄs podrĂa ir en contra de los deseos de su padre, y menos cu
jo que lo devolverĂa, pero pasĂł el tiempo y jamĂĄs lo hizo. -Ya sĂ©. Creo que tengo algo que te puede gustar. Saca de una caja, guardada en el fondo de su armario, un vestido largo hasta debajo de la rodilla, de color gris, manga larga, cuello redondo. Era simple, y muy recatado, Justo lo que Aurora querĂa. Adriana lo habĂa comprado, por quĂ© en la talla correcta, acentuaba muy bien la figura, pero como era un poco mĂĄs grande, quedaba holgado, y sin forma. Aurora apenas lo ve, acepta cambiarse de ropa, y en efecto, al ponĂ©rselo, ella se sentĂa muy cĂłmoda, aunque no le favoreciera en nada. Recoge su cabello en un moño estilo tomate, que Adriana le ayuda a hacerse, dejando ver el esplendor de su hermoso rostro. -DeberĂas dejar tu cabello suelto. Es hermoso. -Gracias, pero no estoy acostumbrada. -ÂĄPues es una lĂĄstima! -Comenta Adriana, quien ve a Aurora a travĂ©s del espejo de su tocador, sentada en su cama, mientras termina de arreglarse lo mejor que puede, para Ares, pues era inevitable que no quisiera verse preciosa para llamar su atenciĂłn, aunque sabĂa que su hermana era mĂĄs bonita que ella, y eso en el fondo, le producĂa algo de envidia. ÂĄJamĂĄs podrĂa competir con Aurora! *** IsaĂas y Eloise, estaban sentados en la mesa, esperando el desayuno, muy disgustados entre sĂ, por una discusiĂłn que tuvieron la noche anterior, con respecto al comportamiento de Eloise, y a la condiciĂłn que puso IsaĂas, para que Aurora se casara con Ares. Ninguno de los dos dice una palabra, manteniendo su posiciĂłn de orgullo, hasta que aparecen Jazmine y Ares, sin ser anunciados. -ÂĄBuenos dĂas! -Entra Jazmine, altiva y toma asiento, seguida de su hijo, que hace lo mismo. -Jazmine, no pensĂ© que vendrĂan tan temprano. -Tengo muchas ocupaciones IsaĂas, y en un par de semanas me irĂ© de viaje, es por eso que necesito hacer todos los preparativos de la boda. Ares y Aurora se casarĂĄn en una semana, y la luna de miel serĂĄ una semana en las Maldivas. Apenas regresen, Aurora podrĂĄ retomar sus estudios de derecho, y cumplirĂ© todo lo que te prometĂ. -EstĂĄ bien, si ya lo han decidido. -Libera un suspiro de cansancio, observando a Ares, al que no parece importarle nada de lo que estĂĄn diciendo. -Bien. Teniendo todo claro. Dale la informaciĂłn a Aurora, y dile que la espero hoy en mi oficina. Necesito hablar con ella del acuerdo prenupcial. -Yo irĂ© con ella. Aurora no sabe de estas cosas y debe tener a alguien que la represente. -Interviene Eloise -No es necesario. Aurora ya es una persona adulta, y a peticiĂłn de IsaĂas, todo estarĂĄ a nombre de ella, asĂ que no tengo que entenderme con nadie mĂĄs. Eloise contiene su ira ante las palabras de Jazmine, mientras intenta idear un plan, para que su tonta hijastra, le dĂ© acceso a todo el dinero que obtendrĂĄ de los Walton. -Bueno, si no es mĂĄs, creo que lo mejor es que nos vayamos, mamĂĄ. -Comenta Ares, desesperado por regresar a su apartamento, donde debe estar esperĂĄndolo su novia. Jazmine, asiente y se levanta junto a su hijo y se marchan. Minutos despuĂ©s bajan Aurora y Adriana, que se topan con la sorpresa de que Ares ya se ha ido. Aurora respira de alivio, y Adriana de frustraciĂłn, pues se habĂa arreglado tanto para nada, aunque su frustraciĂłn pasa a un segundo plano, al enterarse de que el hombre de sus sueños, y su hermana, se casarĂĄn en una semana. Ninguna de las dos jĂłvenes comenta nada. La mayor, por tristeza, y la menor, porque no termina de asimilar que se casarĂĄ. -ÂżHoy tienes algĂșn evento? -Le pregunta IsaĂas a Adriana, al verla tan arreglada. -ÂĄNo, papĂĄ!, solo voy a la oficina, a trabajar como todos los dĂas. ÂżPor quĂ©?, Âżme veo muy elegante? -Algo... -No le prestes atenciĂłn a tu padre. ÂĄTe ves hermosa!, de ahora adelante deberĂas arreglarte asĂ. -Comenta Eloise, que sigue intentando congraciarse con su hija. -ÂĄGracias! -Le responde frĂamente Adriana. -Bueno, ya me voy. -Espera. ÂżPuedes llevar a Aurora contigo? -Le pide IsaĂas. -ÂżA mĂ?, por quĂ©? -Jazmine quiere verte. Hablaran del acuerdo prenupcial. -¿¥QuĂ©!? -Se sorprende Aurora, y Adriana tambiĂ©n lo hace. -Si claro. No hay problema. Yo la llevo. -Afirma Adriana, quien usa todas sus fuerzas para mostrar una sonrisa. -Antes de que se vayan, me gustarĂa hablar con Aurora. -Dice Eloise, que intenta levantarse de la mesa pero su esposo, no la deja, sujetĂĄndola por el brazo. -ÂĄSiĂ©ntate!, tĂș no tienes nada que hablar con Aurora. -Pero es que... -ÂĄNada! Las chicas, observan el actuar de sus padres, saben que estĂĄn disgu