Recuperando un Diamante Perdido
n Hall, I
nuevo y se sentó, derramando l
e la carta para que te alteres de t
do al pensar en cómo su Gigi había sido
e quién hablas? ─pregu
egándole la carta. Ethan e Ian la leyeron, am
uro que eso es verda
iente para saber que era cierto, ya que el detective Wickham fue el que descubrió el engaño que
esto pasó hace un año. ¿Quién pudo haberle hecho t
a averiguar ─afirmó e
tar conmigo ─le asegu
bes que estoy contigo ─afi
tiguen quien es el responsable del abuso que sufrió Giorgiana. De esa manera, podré preparar mi viaje a
lo? ─le preguntó Ethan ─ No com
les dijo Adler a sus acompañantes y tras escuchar esto, el Duq
ente y su corazón. De repente, se vio a sí mismo el día en que la conoció, el día que quedó
s... Londres, I
tenía a su servicio. Por tal motivo, y con tan sólo 25 años, Adler poseía más prestigio y honor que cualquier aristócrata en la corte inglesa. Su éxito no sólo abarcaba los asuntos del Rey, sino que, en el ámbito personal, el
ecía la Corte: "una adecuada flor inglesa que pudiera proporcionarle un heredero al Ducado y Marquesado". Si él se casaba algún día, sería cuando encontrara a la mujer de la que estuviese enamorado. Aunque, en estos tiempos, esto fuese poco práctico o ambicios
ban completamente su decisión, pues ambos creían que, si su hijo mayor se c
destaca una relación hacía 6 años, con una dama que fue muy especial para él. Pero, como él nunc
británica, los mejores y más capacitados caballos, con el propósito de que los Lores y las Ladies de la Corte pudiesen hacer negocios y adquirir los mejores ejemplares. Sin embargo, ese año la vida
h, en el negocio de cría y venta de caballos pura sangre, es por eso que su nombre era muy conocido entre la aristocracia inglesa, hasta llegar a los oídos del mismo Rey,
gton, se hallaban examinando los ejemplares, cuando llegaron a las ca
esposa Christine Cavendish y mis hijas Blake, Kylie, Caroline y Giorgiana, mi primogénita. N
que nuestros caballos sean de su agrado ─dijo Giorgiana y todas las chicas Cavendish, hi
conocerlas ─comentó el Rey, y Giorgiana pudo sentir en ese momento una intensa mirada sobre ella, mientras el Rey y su padre hablaban. De repente, el responsable de tal mirada
ir esto, Adler la miró fijamente a los ojos, sintiendo por primera vez en su vida, un gran estremecimiento en el corazón
espondió Gigi mirándolo solo por un momento, pero sintiendo como el mundo a su alrede
erra,
cariñoso que siempre le decía para hacerla sonreír ─ Pero te doy mi palabra de que a partir de hoy, te protegeré con mi vida, te cuidare como no lo hice antes; y, aunque viva el
nds, E
u padre recibió una carta desde Inglaterra notificándole que... ─les
llington viene de camino a nuestr