Login to MoboReader
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Recuperando un Diamante Perdido

Recuperando un Diamante Perdido

Sayduvis

5.0
calificaciones
4.4K
Vistas
23
Capítulo

Esta historia se desarrolla en la Inglaterra del siglo XIX, específicamente en Londres, en la corte inglesa, donde se encuentra el tercer Duque de Wellington, hijo mayor de los Archiduques imperiales y sobrino del Rey de Inglaterra, llamado Adler Remington. Este hombre fue víctima de un engaño muy bien elaborado, el cual le hizo creer que su esposa le fue infiel con un Noble de inferior rango, lo que trajo como consecuencia, que él exiliara y humillara a su ex esposa, la ex Duquesa de Wellington Giorgiana Cavendish, la cual fue desterrada junto a su familia, a las tierras altas escocesas. Estando en este lugar, Giorgiana fue destrozada en lo más profundo de su corazón, debido a un abuso sexual al que fue victima, durante su exilio, hecho que sumergió su existencia en el más absoluto dolor y resentimiento, ante quienes le desgarraron la vida de una forma muy despiadada, pero sobre todo, que la llenó de un profundo miedo y una mortal desconfianza. Sin embargo, un año después de este terrible suceso, el Duque de Wellington se da cuenta que la mujer que aún ama, es completamente inocente de todos los delitos, por los que fue condenada, por lo que Adler Remington no sólo tendrá que demostrarle a Giorgiana lo arrepentido que está, por no haber confiado lo suficiente en ella, sino que además, él deberá trabajar arduamente, para ganarse de nuevo, no sólo su confianza, sino también su perdón, el cual es de vital importancia, para que Giorgiana pueda deshacerse del miedo en el que se encuentra, desde ese fatídico día, en el que por culpa del desgarrador abuso sexual que ella sufrió, su confianza en sí misma y en las demás personas, fue derrumbada por completo, sumiendo su existencia, en la más densa tiniebla. Sin embargo, para Giorgiana no será sencillo, volver a confiar en sí misma y en su ex esposo Adler, pues, a ella le costará lo indecible, perdonar al hombre que juró un día ante un altar, amarla por siempre y protegerla con su vida si era necesario; pero que terminó despreciándola de la peor manera, por un delito que ella nunca cometió; convirtiéndola en una mujer llena de miedo y de desconfianza, hacia sí misma, hacia el mundo entero, pero sobre todo, hacia el Duque de Wellington, quien fuese el gran amor de su vida. ¿Logrará Adler Remington alcanzar el perdón de la mujer que aún ama? ¿Logrará Giorgiana Cavendish recuperar la confianza en sí misma y en su ex esposo? ¿Qué tendrá que hacer Adler para demostrarle a Giorgiana, lo arrepentido que está? ¿Podrán ambos darle una segunda oportunidad a su amor?

Capítulo 1 La destrucción de nuestro paraíso.

Adler Remington, tercer Duque de Wellington, Marqués de Oxford y Barón de Netherfield, llevaba más dos horas encerrado en su despacho. Con la mirada fija en el fuego de su chimenea, pensaba en lo imbécil que había sido, al no haberse dado cuenta del cruel engaño del que había sido víctima y por el que había hecho tanto daño a la única persona que pudo ver en él, algo más que sus títulos nobiliarios o la aristocracia que llevaba en la sangre.

Se cubrió el rostro con pesar, al comprender que gracias a las dudas y la desconfianza que sembraron en él y a las perversas mentiras que lanzaron en contra de quien, ahora reconocía, era la única mujer que verdaderamente amaba, le arruinó la vida al único ser que vio al hombre que se esconde detrás de tanto lujo, prestigio y dinero; al verdadero Adler, o como ella siempre le decía, "Su amado y dulce corazón".

Aún no podía creer como él, siendo un hombre de treinta años, con tres de los títulos nobiliarios más importantes de toda Inglaterra, los cuales había llevado de manera excepcional, ganándose así el honor de muchos nobles, (incluido, el de su propio tío, el mismísimo Rey de Inglaterra, quien lo quería como a un hijo), hubiese caído en esa trampa tan bien elaborada de una manera tan tonta. Se sentía sumamente culpable y profundamente avergonzado.

¿Algún día podrás perdonarme por haber destruido nuestro paraíso, amor mío? ─susurró al vacío.

Highlands, Escocia.

Giorgiana Cavendish estaba sentada bajo la sombra de un árbol frondoso, situado cerca de la humilde casa en la que vivía junto a su familia, dos años atrás, cuando decidieron apartarla de la vida en su amada Inglaterra y residenciarla en tierras escocesas, el lugar al que fue exiliada de forma tan cruel.

Llevaba dos horas con la mirada fija al frente, recordando lo feliz que fue durante aquellos tres años, al lado del único hombre al que amó de una manera profunda y real. Un hombre por el que estuvo dispuesta a renunciar a su propia vida para llegar a ser lo que todos esperaban de ella, en vista del título que, al casarse con él, ella poseería. Y lo hizo con todo el gusto, porque realmente ella lo amaba y solo quería que él se sintiera orgulloso de haberla hecho su esposa y su Duquesa.

Aún recordaba con algo de gracia las interminables clases de etiqueta, buenos modales y genealogía aristocrática, de la familia del que en ese momento fuese su futuro esposo. Clases que debía tomar a diario, a fin de ser digna de llevar los títulos nobiliarios que durante tres años le pertenecieron: Duquesa de Wellington, Marquesa de Oxford y Baronesa de Netherfield.

Sin embargo, el título que ella más ostentaba era el de ser la esposa del hombre al que le entregó su vida entera. El hombre que terminó destrozando su corazón y el paraíso que ambos habían construido a base de comprensión, comunicación y amor mutuo, o eso creía ella, hasta que, por una malintencionada trampa puesta en su contra, el hombre que ella consideraba un ángel, se convirtió en un verdadero demonio, destruyéndole la vida entera, no solo a ella, sino también a toda su familia.

¿Por qué no pudiste confiar en lo profundo de mi amor por ti? ¿Por qué no creíste en mí? ─susurró ella con voz apesadumbrada al vacío ─¿Algún día lograré olvidar y perdonar todo el daño que me hiciste, Adler?

Wellington Hall, Inglaterra.

El Duque de Wellington llevaba ya cinco horas encerrado en el despacho de su residencia principal, consumiéndose el cerebro, pensando de qué manera podría volver a hablar con su ex esposa y pedirle perdón, tras haberla humillado y exiliado lejos de Inglaterra, a ella y a su familia, despojándolos de todo lo que tenían. Y todo, ¿por qué? Por haberse dejado llevar por su estúpida impulsividad; impulsividad que, en ese momento, lo tenía sumido en el peor de los arrepentimientos y la más desgarradora angustia.

De repente, escuchó unos toques a la puerta y al dar la autorización de entrada, ingresó al despacho uno de sus mejores amigos, Ian Gacy, Duque de Norfolk.

─Adler, ¿qué ocurre? ¿Por qué estás encerrado aquí desde hace cinco horas? ─Preguntó Ian -¿Por qué estás bebiendo tan temprano?

─¿Cómo supiste que estaba encerrado aquí? ─preguntó el Duque desde la ventana, con la mirada fija en los jardines de su palacio─ ¿Quién te lo dijo?

─Todo el personal está preocupado por ti. De hecho, era tanta la angustia del señor Thompson, que no dudó en enviarme una nota en la que decía que me necesitabas con urgencia; y al ver tu estado, veo que no se equivocó. ¿Qué es lo que está pasando? ─le dijo Ian.

─Veo que mi mayordomo me conoce mejor que yo mismo. ¿Sabes? Una de las cosas que más me gustaba cuando Gigi era mi esposa, era cuando yo la veía en el jardín desde este mismo lugar, y ella levantaba la vista y me miraba sonriéndome dulcemente. Te puedo jurar que, con cada sonrisa que ella me obsequiaba, también me regalaba vida y alegría. Estando con ella fui verdaderamente feliz, ya que su optimismo definitivamente me envolvió ─afirmó el Duque de Wellington.

─Y me consta, porque cuando Giorgiana estaba aquí, su alegría era tan contagiosa, que todo Wellington Hall, quedó inundado de sus risas. ¿Pensar en esto es lo que te tiene en ese estado? ¿Pensar en ella cuando vivía aquí es lo que te entristece? ─le dijo el Duque de Norfolk.

─No, al contrario. Ese es uno de los recuerdos que siempre atesoraré en mi corazón ─dijo Adler Remington.

─Entonces, ¿Qué es lo que sucede? ─preguntó Lord Norfolk.

─Me tendieron una trampa Ian, eso sucede. Me hicieron creer que Giorgiana me había sido infiel con Axel Fersen, que ella solo se casó conmigo para obtener una alta posición en la aristocracia inglesa, y de esta manera, robarme todo el dinero, para irse con su amante, el Conde Fersen ─dijo el Duque de Wellington ─y eso nunca fue verdad.

─Pero si desde el principio te dije que eso era una perversa mentira y no quisiste escuchar. ¿Por qué estás tan convencido ahora de que no es como tú creías? ¿Por qué ahora estás tan seguro de la inocencia de Giorgiana Cavendish? ─le preguntó Lord Norfolk.

─Quizás mi corazón nunca creyó que Gigi era culpable. Pero mis celos y creer que ella me había traicionado, nublaron mi razón y mi buen juicio ─contestó Adler.

─Amigo, te advertí tantas veces que no actuaras movido por la rabia, porque te ibas arrepentir, pues yo sé lo impulsivo que tú eres. Pero supongo que en este momento habrá ocurrido algo que terminó convenciéndote de la inocencia de Gigi, ¿O me equivoco? ─dijo Ian, apesadumbrado por ver a su amigo tan afligido.

─No, no te equivocas. Mira esto... –le dijo Adler entregándole la misma carpeta que él había recibido horas antes. "¿Ahora entiendes el motivo de mi angustia?" ─le preguntó a su amigo, que tenía los ojos abiertos del asombro, mientras leía los documentos que contenía la carpeta. Después de unos minutos de silencio, Adler continuó al decir:

─No sólo acusé falsamente de adulterio y robo a la mujer que amo, sino que la humillé completamente, tanto en privado como delante de todos. Y, no conforme con eso, la exilié lejos de Inglaterra, despojándola de absolutamente todo. ¡Y ella nunca hizo nada reprochable! Ahora ella está muy enferma. Yo, que tanto prometí protegerla de todo y de todos, fui el que le causó el peor de los daños. Soy un monstruo. ─Y diciendo esto, Adler se cubrió el rostro con sus manos, en señal de derrota.

─No sigas flagelándote con algo que ya ocurrió y que no puedes deshacer, la pregunta ahora es, ¿qué piensas hacer? Porque si Giorgiana está tan enferma como este informe dice, debería regresar a Inglaterra de inmediato ─dijo Ian.

─Lo sé. Sin embargo, ¿Qué hago para que me escuche, al ser yo la persona que más debe odiar en la vida? ─preguntó el Duque de Wellington, mientras un par de lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Seguir leyendo

Otros libros de Sayduvis

Ver más

Quizás también le guste

SOY LA PERVERSIÓN DEL JEFE  2

SOY LA PERVERSIÓN DEL JEFE 2

Romance

5.0

SOY LA PERVERSIÓN DEL JEFE *PARTE 2* Él creía que ella siempre estaría a sus pies, que toleraría su crueldad con tal de no perder lo que tenían. Después de todo, estaba seguro de que nadie podría darle lo que conseguía con él. Sin embargo, ella se cansó y aquella noche desapareció de su vida. Sebastián no imaginó que aquella inexperta en el sexo podría ser capaz de mover el mundo bajo sus pies y, aunque hizo de todo por negar sus sentimientos y destruirla por completo, terminó siendo quien se arrodillara ante ella y suplique el perdón, pero para cuando él la localizó, ya había alguien que tenía puesto sus ojos en ella. Ariana estaba dispuesta a ponerle fin al capítulo más doloroso de su vida. Y es que su enfermiza obsesión por el Licenciado Vega terminó con sus sueños de ser una gran abogada y con una amistad de años. O era así como ella consideraba la relación que tenía con Ana, porque tan pronto abandonó la ciudad, ninguna de las dos se interesó en saber de la otra. Un año había pasado y en ese tiempo sus vidas habían dado un giro de 180°. Por un lado, él no había perdido sus manías y ya tenía a otra mujer que cumplía a la perfección con sus exigencias. Por el otro estaba ella, que llevaba meses en una relación con un hombre casado que, además de ser un excelente amante, era su jefe. Cuando Ariana debe regresar a Buenos Aires, se entera de que Sebastián tiene una favorita y descubre que no es otra que Ana, su ex mejor amiga. El resentimiento resurge y lejos de escapar por segunda vez, decide hacer hasta lo imposible para cobrarse lo que le hicieron, aunque eso signifique introducirse en ese mundo perverso del que se juró, no regresar jamás. ¿Será capaz de destruir la vida de las dos personas que más ama o dejará que una vez más Sebastián la manipule y la arrodille a sus pies? Una traición, muchas mentiras y un deseo de venganza que crece.

Si, aceptó ser su esposa sustituta señor Parrow

Si, aceptó ser su esposa sustituta señor Parrow

Romance

4.9

Sebastian Parrow, millonario, guapo, y muy cotizado, había anunciado su matrimonio con su novia María, con la cual llevaba años de relación. Dueño de una empresa de vinos de alta calidad, justo el día, en que iba anunciar su exquisito vino estrella, un accidente automovilístico acaba con la vida de sus padres, los cuales iban a celebrar junto a él, pero para desgracia de Sebastián, queda con vida y una ceguera total. Su vida se había convertido en un infierno, y su única esperanza era su novia María, la cual, lo abandona días antes de su boda sin importar los sentimientos y la condición en la que él se encuentra actualmente. La peor pesadilla de Sebastián se había hecho realidad, quedarse solo por ser un hombre ciego, el cual lo volvió un hombre lleno de frialdad y arrogancia. Una noche, una chica hermosa, la cual había sido drogada por un hombre maligno queriendo abusar de ella, logra escapar de sus garras, su única salvación fue subir a un auto, ya que su cuerpo no daba para más, debido a que la droga estaba haciendo de las suyas, y justamente, es el auto de Sebastián Parrow donde él se encuentra con un genio de los mil demonios porque su mano derecha estaba tardando. Aquel encuentro del destino, arrastró a Anastasia a ser la esposa Sustituta de Sebastián Parrow, a cambio de que él pagará los gastos médicos de su madre, ya que tiene cáncer avanzado y necesita atención con carácter urgente.

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro