La Esposa Abandonada
acerme feliz verte? Y no pienses que me d
z tu cuerpo!-si ella se negaba, él se enojaba, porque no recibía muy bien una negativa de su parte, él no le agradaba ni un solo poc
la gran Alice Taylor, aborrecía p
a que me tratas desde que nos conocidos, además yo tampoco soy de tu agrado. ¡V
tu e
brazos con cuidado de no chocar con su vientre, comenzó a tirar de su pijama hasta dejarla
sos senos no se quedaban atrás. El tamaño de ellos dejaba a Robert con la boc
ques! ¡No me toques, Robert! ¡
a él y su mano se a
o, ¿vas a decir que no lo deseas?-una mano se movía en su pecho, mientras sus dedos la estimulaban y él besaba su cuello. Alice solo apretaba
ó sus dedos, regresándola a su vagina. Ella se
ro, separó las piernas de ella y apreció su cuerpo desnudo, su
isualizando en su mente el rostro de Jared, recurriendo a los
disfrutar bastante cuando tomaba su cuerpo, a pesar de que dec
boca, dejándolo húmedo y luego pasándolo por los labios de ella. Su mirada no le gustaba y
o mi hijo nazca.-soltó su rostro y arrojó la sábana sobre el cuerpo desnudo de ella, ya no quería verla. Estaba complacido, si el deseo otra vez la rechazaba.-Por fuera te ves apetecible, pero al final eres insípida, falta de grac
uviera, porque realmente prefería estar sola, a estar en compañía de su esposo, Robert Graham. Odiaba
agradeció de que él no estuviera, ahora se alegraba de su ausenc
no pudo volver a dormir. Debido a la exaltación de aquella pequeña discusión o el fuerte uso que Robert hizo del cuerpo d
ograr que el dolor mejorara, las horas sol
llamara al doctor, dado que ella no se sentía bien y temía por la salud de su b
la, supo que aún no era tiempo para el n
estab
o eco cuando Alice Taylor presentó una fiebre alta y
hermanas acudieron para ver a Alice y su estado de salud, pero se encontraron con la sorpresa de que ella estaba siend