¿Nos casamos? ¡Es un trato!
inaron directamente hacia aquella mujer, la
dan, al verlos llegar,
tardaste tanto?. —
a su lado, quien de inmediato, estiró la mano hacia la mujer.
amente, notando cómo la mujer detallaba
ngélica estiró su mano,
a, señora Angélica. Lamento la demora, pero había mucho tráfico, a pesar de que Edan me sacó de mi c
chica fuese capaz de sortear con tanta facilidad el
lgo aliviada. Y dirigió toda su atención hacia
estó serio, sabiendo
úlpano
n tomó aire, para tranquilizars
rmuró Angélica un poco alterada y mo
esitaba salir par
… ¿Novia? ¿Y quién es ella, po
ablar, pero Edan la detuvo con un movimiento de su mano. — Por ahora, no quiero hablar sé eso, madr
de lo que había hablado con su padre, puesto que, al salir de la
ba a estallar y si se detenía a contarle a Angélica
último deseo, era verme con mi no
o para presentaciones, sobre todo si es con
s y ella es más que una chiquilla que acabo de conocer. — Edan tra
¿E
chado decir algo así de una mujer, ni siquiera de Vivian,
es! ¡La
a voz y mirando a Alma, qu
nto y de inmediato, ella se acercó a ellos. Edan la abr
casi se le cae la mandíbula. — Por eso, llamé a un notario, mañana temprano, Alm
Se dirigió a la jovencita y luego a su hijo. — Pero no pueden decidir casarse así, sin más, solo
a, no de ustedes y… No es solo por el deseo de mi padre. — Edan apretó a Alma
dedos la base de su nariz, vaya que tenía un fue
lo adoraba y sería capaz de hacer cualquier cosa por él, quizás esto serí
muy seguro y ¿La jovencita? Bueno, por lo menos parecía que de ve
evención que seguramente su hijo no tomó, llamaría ya mismo a un amigo suyo, un n
evará a cabo su show, pero como
or semblante. — Bienvenida a la familia, Alma, aunque lam
mento de entrar en la habitación de su padre y la verd
in embargo, al verla charlar con mucha tranquilidad y paciencia con Erick,
nventaba algunas anécdotas tontas sobre su rela
de la habitación, el señor
ejó una muy buena impresión a la mujer y luego, tomándose d
estuvieron a la vista de nadie, pare
s. — Mur
alió mejor de
casa o te piensas quedar en el ho
habitación de mi madre, mañana, a primera hora, arreglaré
, recordando porque Alma
errumpió Alma. — No debo
saliendo, cuando un fuerte y ex
ores se le subían al rostro. Luego de un segundo, Eda
ar?. — Preguntó algo apenado ant
estoy bie
la tragara. La vergüenza que sentía, gracias al rugi
, puesto que, antes de verlos, Alma aprovechó para llenarse el estómago co
y caminó, decidi
n todo el día y nos serviría de mucho cenar juntos para hablar sobre nuestro plan, conoc
, Edan no había dejado de tomar su mano en diferentes ocasiones y hacía
timiento de vergüenza, acep