Amor del CEO mafioso
Columbia y Vene
a de la Ciudad de Frontera es de tipo seco, correspondiente a una vegetación propia de la sequedad,
mith, decidió escapar de sus agentes de seguridad. Desde el balcón de su habitación salió sin ser vi
n la llegada del nuevo milenio. No obstante, él estaba melancólico, a pesar de su fortuna, sus exitos
esar de ser un adonis y tener imán para las mujeres, se siente solo, su mayor anhelo es encontrar quien lo ame
r
de amigos y familiares, anhelo algo más», medité cam
ductivo, es la espera de mis consentidas. Esa incertidumbre de ser descubiert
. Debido al fuerte calor, decidí quitarme la chaqueta y los zapatos. Con estos, en mis manos, caminé m
ang! ¡Bang
o, corrí detrás de una roca para esconderme. Escuché de nuevo, dos disparos más, uno me dio en
dolorido. Antes de perder el conocimiento, sentí
nif
en la playa -susurré asustada, cayendo encima de
ntalón del borracho e hice creer que nos quedamos dormidos, haciendo el amor. Arropé mi cuerpo con l
ier motel! -gruñó el oficial, pero mirand
n una voz ronca, imitand
preguntó el guardia, alumbrando con
e despertó con tanto tiro y tiro -expresé, simulando malhumor y
aun así se despertó -aseguró el guardia sonriendo- Y ya sabes,
evitar soltar un suspiro de alivio. Cuando observé que el guardi
este, estaba húmedo, lleno de sangre. Fue así, como lo moví, lo revisé y me di cuenta
rompí y con la misma le hice una especie de vendaje para detener la sangre. Luego me v
masiado», calculé, reflexionando cómo lleva
logro, lo llevaré arrastra», pensé, con la mirad
vo al guardia fronterizo», supliqué en silencio, dirigiendo mi mir
sistí y logré que se levantara y apoyara en mí. Fue así, como lo conduje al refugio, en donde al llegar, lo
*
nif
e era un hombre como de unos treinta y cinco años. Además, de muy atractivo, atlético, sus manos demost
acias a mis Santos, por esto. De repente, era una herida que no afectó ningún o
s medicamentos que tenía. Una vez que terminé de suturar la herida, me senté a un lado de est
llamaban. Salí de inmediato, para evit
grité, acercá
sea la fecha que sea -advirtió mi prima y su amiga, quienes se veían desespe
en! -aseguré, informand
lo cuide. Todos, se opondrán por temor a meterse en algún lío y no lo voy a dejar morir, pu
esconocido, quien comenzó a presentar síntomas muy
-deliraba él, con una voz baja, como para que no l
l oído del herido, preocupada que el resto de los inmigrantes que conmigo, se encon