SEÑORAS - cuentos eróticos para mujeres activas
ro como viven en el mismo barrio de Florida, Pass-a-Grille Beach, sus familias se acercaron e incluso después de graduarse de la universidad y mudarse, ambos siempre s
la tarde en su mansión y por momentos Stacy pasa l
rtido en una exitosa multimillonaria, sigue siendo un bombón. Es profesora de Educación Física jubilada, pero siempre está haciendo ejercicio y manteniéndose en buena forma para publicitar su ropa y mantener su alto nivel de vida. Tanto es así que su culo es la envid
de regreso a la casa de su padre, donde siempre había vivido desde que se separaron y los empleados estaban fuera de servicio. Los dos almorzaron con una comida muy ligera, preparada por ella y, charlando, ambos se sentaron en el porche de la casa de Stacy y comenzaron
en multimillonaria, hasta que comenzó ese tema más íntimo. Stacy empezó a preguntarle a Serge sobre sus novias, ya que él nunca estuvo casado y viví
ro no estaba muerto, porque incluso a los
rieron y
arlo, principalmente porque por más que te creas vieja,
sorprendidos por unas personas que pasaron cerca de donde se encontraban, que era la parte trasera de un supermercado donde ella acababa de ir de compras y que esto solo sirvió para prenderle fuego. Serge compartió algunas de sus aventuras en la escuela secundaria y Stacy le reveló que una vez en la
ba hacia su antiguo alumno, se sentaba en su regazo, le daba un beso y comenzaba a moverse lentamente para excitarlo. qu
esora mientras se contoneaba en el regazo de Serge y su po
echas de aquel soltero de treinta años se confirmaron: llevaba unas diminutas braguitas blancas, metidas en ese gran culo, maduró. y delicioso. Serge llevó a Stacy de la mano a la sala de estar
nas. Lamió la cabeza de la polla de Serge, las bolas y se lo metió todo en la boca, porque estaba explotando de lujuria. Serge se sentó en el sofá y acercó a Stacy. El hombre dejó sus bragas a un lado
atas sobre el sofá y con las bragas a un lado, la volvió a meter en ese coño caliente. El hombre le dio una palmada en el trasero y Stacy gritó, diciéndole que se la cogiera para poder correrse otra vez. Se
idieron y mientras caminaban de regreso a su casa