Las bellezas del rey
ir de sus palacios para conocer el complejo interior; lugar enorme en dónde las belleza
zra debía respetar. Los rangos entre concubinas iban desde las asistentes reales, el esca
cubinas imperiales, más arriba las esposas
tades con las otras esposas y concubinas. El odio de una concubina podía de
n principio pensó que simplemente no era habitable, al ver las demás cámaras
ro de ahí tendría que sacar el dinero por el trabajo de sus criados.
Ezra no le importaba mucho. De hecho la mujer había estado desarrollando características que la hicieran invisible, es decir, el silencio
da por el rey quedó embarazada rápidamente. Ezra se alegró por el éxito de Ba
l, elevando así su estatus económico. Ezra sabía que pronto Badar recibiría los at
de su amiga. Al llegar se maravilló de lo bonito y arreglado que era el palacio de
la cámara principal decorada con colores azul
o tenerte aquí.
rios minutos de espera la comida llega: había
ra mismo eres la favorita del rey
estad viene
azo? Debes cuidarte
re. Un eunuco siempre prueba m
e tu servicio, si no tienes un leal eunuco o una buena doncella
mientras devoraba su comida
etirar los platos vacíos y ambas se d
e de las otras concubinas?
sto! -respo
.
regreso, Ezra recorrió los amplios pasillos del harén y además observó las fachadas de los palacios de la emperatriz, la conso
los palacios, Ezra no se percató que
aproximaba trató de avanzar con mayor
nazo. Ezra lamentó su mala suerte, y se dio vuelta
antes a su majestad? -p
buscar razones para justi
l pasillo, yo solo le sería un esto
nombre? -pr
ó de ver al rey, pero no logró verlo. Ezra no quería
zzar -expuso
elegancia, y sorprendida por el comportamiento indulgen
pareció extraña la a
o
ro aún así muy dentro sospechaba lo contrario. Si llamaba la atención del rey, su lógica le indicaba que
tión de supervivencia y muchas veces de superioridad. Si una esposa adquiría significativo poder en la jerarquía, h
ra que se alzaba sobre ellas. Aquello era la mayor muestra de hipocresía; en apariencia demostraban virtud y amabilidad, pero en realidad sus corazones estaban llenos de malos deseos
qué aquellas actitudes de superioridad eran la enfermedad que corroía a las espo
*
de plata durante