La Maldición de la Madre
crecido de maleza que era difícil caminar por
simple vista parecía solo un terreno cercado de unos quinientos metros, lleno de hierba a
honesta, podía jurar que todos los demás ta
y solo por ocasiones especiales. Esta vez la ocas
ada, o en una casa de alguien que se había ido al extranjero y no había regresado en años. Y hoy, la el
Kristina, la hermana gemela de Anya. Aunque le gustaban
que a cualquiera le daban ganas de levantarse y correr sin mir
ondió Krasnov con alegría. – Traje a
ó la chica. – Mejor nos hubiéramos reunido en la
ico. – Hoy vamos a contar historias de terror, ¿recuerd
rdana que se había enredado en su cabello. – ¡Sabía que s
que desde niño estaba obsesionado con la magia negra y esas tonterías? Ya hacía tiempo que habí
día especial, tengo una his
o dijo nada. Solo esperó a que pasara
faltado a clases y bebido cerveza en un pequeño terr
encia dudosa. En ese entonces Anya decidió que nunca volvería allí. La atmósfera era demasiado o
acampar, – dijo el s
que antes había más hierba alta y seca. Ahora al menos ha
especialmente para su fiesta de cumpleaños. Pero luego s
rás. Él estaba claramente interesado en la chica, pero no sabía cómo ex
erro en el suelo. Parecían tan viejos que Anya pensó qu
sentado dentro de ese círculo de fuego. Era muy bonito, y Krasnov lo veía con verdadero romant
sido aficionado a todo lo paranormal y lo macabro. Los chicos nunca se t
os! – anunció co
se rieron, sabiendo que iba a empezar otra de las
.. Se dedicaba a la curación, ayudaba a las personas, quitaba ma
ura de que era mujer? – se rió V
ó su comentar
s. Sus hijas aprendían su oficio y la ayudaban activamente... Y un día apareció en el pueb
solo para contar este rollo? – interrumpió Vavilov, la
nuevo. Todos sabemos que los aldeanos mataron a esa mujer y a sus t
re nuestra ciudad, – dijo Krasnov, intrigado. – ¿Han
untó Anya con un tono de miedo. – ¿
ntados en la tumba de esa familia desg
levantó de golpe, hacie
ecriminó la chica, tratand
be dónde las enterraron, – dijo Krist
las enterraron justo a
e ha sido enterrado aquí en todo ese tiempo! – interrumpió
do tiene al menos cien años, – di
la familia aquí. ¡Y eso no es todo! –
erando la siguiente locura del chi
, obligando a la madre a mirar. La pobre se volvió loca de dolor, su
lvaran a la niña, pero nadie escuchó sus súplicas
maban la sangre de su última hija, ella misma vendría por cada uno de ellos, y que
ó Kristina. – ¡Eso fue ha
– la interrumpió bruscamente Krasnov,
uja? – bromeó Kristina con ironía. – ¡Despierta, idiota! ¡Ya pasa
– sonrió el chico. –