Señales del destino
stumbrada seriedad, apenas estacionó frente a
cuerpo. El corazón acelerado me recordaba constantemente que no estaba acostumbrada a socializar y que odiaba la invasión de mi espacio personal. Capté, inmediatamente,
efiriéndome a los fotógrafos y re
ando de buscar un acercamiento que les permitiera interrogarme sobre el lanzamiento de mi libro. No quería hablar, porque era extrema
as palabras, solo fueran escuchadas por Jerry, el joven que trabaja
ba. Sentí alivio cuando llegué a mi destino y pude respirar un aire sin contaminaciones
plicar cómo confiaba ciegamente en su lealtad y en el estricto cumplimiento de su trabajo, pero, cómo no h
planta superior, donde se llevaba a cabo el evento de la editorial. Estaba
aliente pero, el contrato era claro y los jefes exigían mi presencia en el lugar. Finalmente atravesé el um
e, el público te vea, interactúe contigo, porque esa es la garantía de tu éxito – asentí, pero más bien por educación. No deseaba gener
pareció, ante el público, una joven que, de forma m
undiza en el cerebro humano, mostrando la fobia y los miedos de su protagonista. En ella se exp
an en la mente, asaltando mis recuerdos. Sentí, sobre la piel y en mi interior el abuso del que fui víctima. Me pregunté muchas
rando las palabras de la escritora como único testigo omnisciente de la historia que ha sido publicada. Me levanté de la silla para brevem
me fue imposible. Comencé a respirar con dificultad porque odiaba que me tocaran. Los minutos se me antojaban eternos. El aire se volvía cada vez más pesado, aumentando mi angustia y ansiedad. Sentí
é antes de sumirme e
......
aquellas palabras como una invitación al abuso. Minutos después yo no paraba de llorar mientras el diablo me embestía con verdadera saña. Desperté sollozando del sueño recurrente. Ese ser despiadado, adem
sprecio de mis semejantes y mi incapacidad de lidiar con situaciones difíciles. No era una inútil que se había dejado ar
mente. Aún podía sentir el contacto desagradable de los desconocidos y la sensación de incertidumbre y desconc
eocupada de Isabel. Estaba hambrienta pues, después de un ataque de ansiedad, experimentaba la necesidad de reponer fue
midez, deparando en la presenc
upongo que, cuando falla, en tu crianza, tu roca fuerte y te quedas sin la guía certera de tu progenitora buscas, como mecanismo de defensa, una vía de escape para todos esos problemas que,
con calidez. Me gustaba su alegría, porque me hacía al
¿Por qué era tan complicado? ¿Qué me impedía llevar una vida dentro de los parámetros d
rprenderme ese muchacho, porque, sus acciones, eran movidas por sentimientos nobles como: el respeto, la responsabilidad y la paciencia. No sa
eguntó al fin moviéndose
lista para lo que se avecina – resp
peración y.... - lo interrumpí porque no quería abordar el tema. He intentado m
nté interesada - solo recuerdo que comencé
asi un milagro que pu
Tú sabes cómo me afectan esas demo
pado, paciente y dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo por salvarme, por eso la seguridad que sentía únicamente a su lado aumentaba mis dudas. ¿Estaba experimentando por mi atractivo empleado un sentimiento aún más profundo que el agradecimiento? Me cerré a la posibilidad por varias razones: en primer lugar, me sentía sucia e indigna de recibir amor. Consideraba que, para alguien,
vaso de chocolate que colocó encima de la mesa – dio media vuelt
o - frunció el ceño para, después de mirar minuciosament
tancia al suceso. Mi empleada estaba consciente, como yo, de lo insis
ido. Sin ellos me hubiera arrastrado en el lodo, muriendo en la más penosa miseria. El gobierno me separó de mi madre biológica porque, claramente, su vida desordenada e irresponsablede, le impedía ocuparse de mi cuida
vivienda, buscando privacidad y tomé el celular para hablar con la fémina
devuelves la llamad
egañes, por favor
pada. Leí en el periódico lo que te pasó e
petan la privacidad, son como aves de rapiñas en busca de comida. Inmediatamente le pedí a Isabel q
, pero en silencio, esperando mi reacción - no sabía lo del
bloquees, piensa que s
el periódico entre mis manos y lo abrí con curiosidad. Me quedé estática. En primera plana,
simo que nunca pasaría - se aprovechan hasta de los padec