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La llave del cambio

La llave del cambio

Autor: S. Mejia
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Capítulo 1 Prologo

Palabras:1196    |    Actualizado en: 28/10/2024

arrito rechinante en la otra, el trabajo de barrendero le había enseñado a apreciar los pequeños detalles en la monotonía de la vida. Sin embargo, ese día algo lo sacaría

ue brillaba débilmente con la luz del sol naciente. Sin saberlo, Mario había encont

mbos idiomas, español y port

jar sus herramientas. Mientras caminaba, su mente volvía insistentemente a la cartera y la llave dorada que había encontrado unas horas atrás en el parque. Aunque al principio pensó en entregarla a la

intriga era más fuerte. Sacó la cartera de su bolsillo y volvió a examinarla. Era de cuero negro, un poco desgastado en los bordes. Dentro, había unos quinientos eu

edo meñique, y tenía un diseño peculiar. El mango estaba adornado con un intrincado grabado de un sol y una luna

l único amigo que tenía, Jorge, un hombre que trabajaba en una tienda de

-

curo y estaba repleto de objetos curiosos, desde relojes antiguos hasta estatuillas de culturas exót

reguntó con una sonrisa amigable-. ¿Encontra

llave del bolsillo-. Mira esto. La encontré en una cartera jun

minó con detenimiento,

grabado no es común. Parece algo simbóli

encogió d

era, excepto un número. "482". No sé si tien

con una expres

Hay muchas posibilidades, amigo. -Luego hizo una pausa y añadió en tono conspirador-

-

s antiguos. Los bancos y los senderos de piedra daban un aire de tranquilidad, aunque nadie lo notaba en las horas más concurridas del dí

simple? Mario sintió un cosquilleo en el estómago mientras sacaba la llave. Introdujo la pequeña pieza dorada en

mbargo, en el fondo, cubierto por un montón de papeles amarillentos, encontró un pequeño baúl d

ero no estaba dispuesto a rendirse. Recordó que Jorge le había mencionado que a veces los números como "482" podían ser códigos para otro tipo de cerraduras. Miró

ellos capturó su atención de inmediato: un mapa con marcas rojas y algunas palabras en latín que no entendía

él. Se giró rápidamente y vio a un hombre alto y delgado, vestido c

es tuyo -dijo el desc

pidamente, sosteniendo

oblema, habla con la policía -re

sonrió con

necesitas entregar lo que encontraste,

a. ¿Cómo sabía ese hombre su nombre? Dio un pas

res tú? -

ubierto -respondió el hombre, avanzando un paso hacia

rtamento, cerrando la puerta de golpe y asegurando todas las cerraduras. El miedo y la adrenalina aún lo mantenían alerta, pero la curiosidad también c

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