LA ESPOSA EQUIVOCADA DEL ITALIANO
err
e se han arrastrado como caracoles por las paredes grises de esta celda. Amalfi, con sus aguas
el paraíso escon
la suciedad de este lugar. "Giulia Mastriani," me llaman. La prometida del difunto Andrea Ross
spera desde la celda de enfren
ojos. No
un gris que haría llorar a mis pinceles, se cierran un poco más cada día. Por
rcándose. Su rostro, marcado por años duros, tiene una suavidad in
me cree, pero lo hace. Quizás es porque ella t
voz un hilo tembloroso-. ¿Cómo soporta
tro peso. Afuera, el sol se pone, tiñendo nuestra celda d
go más duro, más antiguo-. Cuando el mundo te fuerza a ser otra, tú te
era llorar se me da bien aquí. Es como si mis
ntándose. Se acerca a la pared y, con u
alarmada. Aquí, cada acc
bajo la capa gris. Azul, verde, un toque
pintaste es
rás. Cada noche, un po
de crear, hace que mi corazón lata más r
pinturas, ni
e recuerda a los pescadores viejos de Amalfi-. La comida, la tierra del pa
trozo de pan duro mojado en el jugo de mi cena, comienzo a pintar. Es difíci
oma forma bajo mis dedos-. No importa lo que digan los jueces, los
que aunque estoy rodeada de grises, dentro d
de un tornillo viejo con saliva para obtener un tono
riani!
nillo cayendo de m
isi
adie. Miro a Lina,
Pero recuerd
gris, cada paso resonando en el silencio. Las otras presas me
a asesina de un Rossellin
luorescentes que zumban como moscas atrapadas. Y allí, destacando como joyas en el bar
mente arreglado, pero sus ojos... son fríos, casi grises. El hombre a su lado, en un traje que probablemen
ano que he aprendido de Lin
te? -pregunto. ¿Q
a viene ráp
s de que pueda parpadear, mi mejilla arde. La bofetada
lés perfecto, aristocrático-. ¿Es e
ita. El sabor metálico d
buceo en inglés-. No sé quié
Carlo. ¿Cómo pudiste avergonzarnos así? ¿Matar a Andrea? ¡La idea era casarte con él, tonta! H
como golpes. Retrocedo, bus
. Ambar Reed. Soy pintora, de Nu
ojos brillantes de furia. Pero C
médicos nos advirtieron sobre esto. Dicen que
por un momento, veo
l vez para lidiar con... lo que hiciste
-intento de nuevo,
os cuando dejes este... juego. Y reza para que
indescifrable. Me quedo allí, temblando, mi mejilla ardiendo no tanto por
ero para el mundo, para la
de Andrea Rossellini? ¿Y dónde está ella
ance. Lina me mira, sus ojo
a... ¿q
el catre, mis m
reprocharle el haber matado a alguien. Al Rossell
odeándome. Huele a jabón barato y a
Ambar.
r qué? ¿P
resco, donde un barco navega hacia un h
itan un chivo expiatorio. Alguien a qu
ndiendo pero
vigilante de Lina, comienzo a pintar de nuevo. Esta vez, no es Ama
cer bajo otro nombre, otro crimen, me niego a desvanecer