El hijo secreto del billonario
lanto interminable. Su vida ya era difícil de soportar, y ahora,
zo que Antonella retrocediera como si fuera una amenaza de muerte-. Él tiene l
n la orina y lo tiraba a la basura-. Ese hombre ni siquiera se disculpó con mi familia
los argumentos de Antonel
arse cuenta de que sus cuestionamientos solo empeoraban las cosas
ría esa posibilidad. Un aborto estaba fuera de discusión,
nmediato la idea-. Este niño es el m
ante aquella situación. Miles de preguntas surgían en su mente al mismo tiempo: ¿Cómo oc
u casa -sus pensamientos cobraron vida y escaparon de sus l
n los ojos muy abiertos-. ¿De verdad vas a seguir adelant
riminó-. Y este será nuestro secreto.
n. Se sobresaltaron cuando el dueño de la farmacia golpeó la puerta metálica, exigiendo que desalojaran el baño d
undida sobre qué hacer. La angustia de
la mirada perdida-. ¿Te llevo de regreso a la
-confesó Antonella-. La entrevista es dentro de dos días.
orazón roto al imaginarse
mientras tomaba la mano de Antonella y la apretaba cari
os segundos, pero la angustia pront
entrevista otra vez -comentó, con un toque de diversión, por haber engañad
verdad estás d
l rostro enrojecido por el dolor-. Necesito tomar el control de mi vida a
que mientras se inclinaba para abrazarla
que con la voz entrecortada, limpián
dinero ahorrado desde mi adolescencia. Creo
algunos billetes que le entregó a Antonella. Al principio, ella se negó a ac
tomó el dinero de sus manos-, pero tienes que prometerme que
Se iría de esa ciudad para no volver jamás. Llegó a casa silenciosamente y se encontró c
ido, aunque había rastros de incredulidad-. Empiezo maña
momentos del pasado y lamentaba que su vida hubiera tomado un rumbo tan imprevisible. Pasó la mano suavemente sob
en casa, lo cual aliviaba un poco el peso de ese momento. Observó a Francesca preparar su plato favo
casa sería a su madre. Francesca siempre le había demostrado a
celebró Francesca con alegría, sin imaginar que
te Alessia-. Antonella no hace nada en esta cas
labras y estuvo a punto de darle a Alessia una re
sia. -Hizo una pausa y agregó-: De hecho, a partir d
ncesca, con el semblante pesado y triste
ba dormir temprano debido al trabajo. Pero esa noche no durmió. A la hora pactada, bajó por las escaleras que crujían como si
siquiera bajo tortura -Antonella le h
a abrazó llorando una
nique. Contuvo el llanto hasta donde pudo, cuando finalmente entendió que ahora es