AMANTE DEL MAFIOSO
stia en Maximus, pero entonces ella levanta el rostro sus facciones femeninas recatada y perfecta, su rostro derrocha la seguridad y el orgullo dándole un claro recordatorio a Maximus Albani que estab
rá ser buena, pero no estúpida y demasiado fácil de doblegar - ¿vas a amenazarme siempre con e
ación aquí ha terminado, como buen Líder le voy a informar a James Campbell que debe de cuidarte de la Organización de mercenarios de Italia - Maximus saca su teléfono celular marca algunos números y por escasos dos s
a reaccionado arrebatando el móvil de la mano de Maximus, por supuesto no quería dejarlo caer, pero no pudo hacer absolutamente nada,
ue cumplas con tu palabra de protegerme - ella agradece mentalmente p
ello depende de
de valor para decir aquello, aunque
como me entregas tu cuerpo esto es un intercambio
Ella seguía de valiente
, tendrá de por vida toda la exclusividad que provenga de ti, pero el único que domina IMPERIUM, s
molesta aún más a Maximus que se lleva por delante el cuerpo de l
aliento de menta mezclado con whisky
da de Maximus, que la toma del cuello, aquel agarre provoca un tirón en el pecho de la mujer, el calor del cuerpo masculino se hizo
ui tu primer hombre, vayas a donde vayas no podrás olvidarme seré como un tatuaje en tu piel - Helen al escuchar aquello
ue iba acrecentándose con el pasar de los segundos, una tensión que parecía tangible, cargada de una urgencia silenciosa, las sombras en el balcón bailando, como emociones caóticas arremolin
en aquella mirada, el silencio los abraza, entonces el hombre se acerca más con la respiración entrecortada Agarrando nuevamente de la barbilla a la pequeña mujer, para el hombre el calor de su cuerpo ya estaba volviéndose insoportable y ella siente la fuerza en las manos de su acompañante, la manera en la que s
e con su fuerza, posesividad y ferocidad, ella podría describirlo como el sabor, salado, cálido y crudo con un toque de superioridad de la realeza absoluta, ella podía sentir los bordes afilados de la anticipación atravesando el placer como un cuchillo que la traspasa, la
as comisuras de sus ojos un recordatorio de que esto era no deseado, era forzado, no obstante su cuerpo tal parece haber olvidado aquello, porque para otros quizás estos actos son de felicidad con su ser amado, pero para ella no se quita que es, terrible y doloroso a la vez porque
gencia que amenazaba con consumirlos por completo. Su beso se convirtió en un diálogo, uno que resonaba en jadeos y suaves gemidos, una hermosa guerra de emociones conflictivas que no podían ser silenciadas. Volcaron sus almas desentendidas en ese abrazo, ella era amor, él era dolor causado por el abandono, han crecido de manera muy dis
anhelo insatisfecho. En ese beso, habían probado tanto la profundidad del placer como los agudos bordes del dolor, entrelazados como amantes atrap
ose, pero Maximus no le había respondido, ella manten
ez qué haya sido albergado hace unos instantes con el beso, Maximus se escuchaba distante y peligroso, el
lo con la lencería blanca, cuando Maximus se da la vuelta la contempla con devoción, sus ojos azules centelleando de deseo, así que lentamente se acerca a ella y por instinto
sta detenerse en la mano de ella y allí Maximus se detuvo sacando algo de su bolsillo el anillo deslizando por el dedo de Helen - Mía, mi pr
la rutina mundana a la que se había acostumbrado. Frente a ella, Maximus estaba con la respiración acelerada y el cuerpo lleno de energía indómita, el hombre la acomoda en la cama abriendo las piernas de la mujer muy lenta como si estuviera disfrutando aquella acción, mientras
y cuerpos desnudos entrelazados, por supuesto el cuerpo de Helen estaba preparado. Al instante, las sensaciones se dispararon: el impacto de Maximus en el interior de ella fue agudo, una sacudida repentina que envió una onda de choque a través de sus cuerpos. El dolor floreció en c
placer floreciendo. El sonido del choque de sus cuerpos estaba mezclado con jadeos, la dualidad era casi embri
piraciones se entremezclaban, en cómo su mirada captó la de ella con un impulso tácito. El mundo que los rodeaba se desvaneció en un telón de fondo una vez más olvidando sus razones, perdiendo la conciencia, silenciados a medida que los colores de su momento se intensificaban, las venas de Maximus eran visibles
la podía sentir el contraste que se gestaba, Helen se muerde los labios emitiendo gemidos que iban en aumento, los movimientos de Maximus eran certeros el temor de ella era ser partida en dos. El dolo
cló, y todo lo que quedó fue esto: el pulso de dos corazones humanos con sus cuerpos desnudos chocando violentamente, pero encontrando un ritmo extraordinario juntos. En esta colisión, estaban perdidos y encontrados: enredados en la pasión, entonces Helen emite un grito, algo desconocido azotaba su cuerpo, enviando ondas eléctricas desde su feminidad a todo el cuerpo, sus ojos se empañan de lágrimas por la intensidad del orgasmo que la sacude al igual
la - Helen no estaba entendiendo a que estaba refiriéndose Ma