La fría y calculada resolución del cirujano
vista de
ar olor a antiséptico llenando mis fosas nasales. Era el mismo hospital, pero una habita
dolor atroz que pulsaba a través de mi brazo. Intenté levantarla, flexionar los dedos, pero
n mi mano. Estaba fuertemente vendada, un monstruoso garrote blanco, completamente inmóvil. Mis dedos
i visión. Mi identidad, mi vida, mi propósito mismo, estaba en es
iar y fabricada preocupación. Me tomó en sus brazos, sosteniéndome con fuerza. Su abrazo se
rnura que se sentía completamente falsa-. Estaba tan preocupado.
en mi lengua. Lo aparté suavemente,
enso. Tus metacarpianos están destrozados, los tendones seccionados. Hicieron lo q
mano, el apéndice inútil que una vez tuvo tanto poder, tanta promesa. Mis manos de c
, susurró disculpas y promesas de un futuro glorioso, una vida de ocio, libre de las exigencias del trabajo. Di
o. Mi cuerpo se sentía pesado, mi espíritu aún más. Miré por la ve
iéndose antes de tocar mi extremidad vendada-. He organizado un servicio conmemorativo para A
zás solo un anhelo desesperado de cierre, se agitó dentro d
talla, y su rostro, que se había suavizado con un f
cupación-. ¿Su madre no está bien? ¿Una recaída? Voy para
tello de irrita
endo complicaciones. Haré que el chofer te lleve a casa
rta, una promesa de finalmente reconocerla, y ahora me abandonaba por
je, mi voz plana, casi sin
íbula s
ía, no estaría sufriendo estos efectos secundarios. -Sus palabras fueron un cruel giro del
camente, abrie
diera. Simplemente se fue, dejándome en la carretera desierta. El costoso auto
rta, una risa amarga y hueca escapándose de mí. Este
n, proyectando sombras largas y distorsionadas. Mi mano rota p
iento en un callejón oscuro. Tres hombres emergieron, sus figuras corpulentas en la p
o peligro. Pero ellos eran más rápidos
ellos, sus ojos recorriéndome, una lasciva mirada
tilleaba contr
na confianza que no sentía-. Soy doctora. La D
ro de sonidos cr
or aquí sola? -Otro me agarró del brazo, su agarre
herida era inútil, y mi cuerpo to
de amenaza-. Quiere que la soltemos. Pero creo que quiere algo m
ido primario
! ¡Alguien
ercer hombre, su aliento calien
to, me consumió. Luché, arañando, mordiendo, cualquier cosa para escapar. Hundí mis dientes en el brazo
irones apenas cubriéndome. Corrí, a ciegas, mis pulm
etrás de mí, sus pasos resona
k bienvenido después del terror. Se cerró sobre mi cabeza, arrastrándome hacia abajo, hacia la oscuridad sofocante. El frío, la desesper