El Remordimiento del Alfa: Asesinada por su Compañero
Zora Fa
a cadenas, ni sábanas blancas. Era simplemente una co
ano, observando el caos abajo con
tirando las paletas del desfib
ra estaba
la muerte
rí de nuevo y ampliado la incisión en el abdomen
el cielo
-preguntó l
ganos... están licuados. Es Acónito. Exposición masiva y crónic
ia. Fue espantoso,
, dejando caer su instrumento. Repiquet
a? -exigió, su voz
otr
tiene una! ¡Y está marchita y negra! ¿
ra negó co
xpediente dice
con horror en sus ojos-. No tenía una de repuesto para dar
. Estaba recargado contra la pared, luciendo relajado. Pensaba que solo estaba durmien
miró el órgano moribundo
etra, con la voz temblorosa-. Es nec
a-. El Alfa ordenó un trasplante. Si Laila muere porque
a presionarlo. Podía decirle a Simón la verdad ahora m
so, inestable y ciegamente devoto a Laila. Si Petra sal
ando su rostro-. Quería el poder de la Loba Blanca. Cree qu
endureció. Era una mirada
a. Si su cuerpo rechaza el veneno, es s
í. El pedazo que me había mantenido v
la conexión, un recuerdo me
cinco
n un sótano. No nuestro sótano, sino una clínica
entonces. Estaba desesperada. No tenía talento
hillo de plata-. Eres la Loba Blanca. Eres fuerte. Pued
mi esencia para implantársela a sí misma, para fi
s después, sangrando y rota, mi ma
aba de donar su riñón a tu padre! ¡Salvó al Al
. Me tiraron
emblando bajo un puente. Me envolvió con su chaqueta.
lvo ahora -
n el pasillo. Estaba revis
entonces, solo pa
cia ennegrecida en u
tor -susurró-. Que
la pared, siguie
ante de Laila. *¿Querías ser yo con tanta