El engaño más cruel de la familia perversa
ario, ahora se sentía como u
empalagoso del perfume de Hailey, mezclado con
ola de náuseas me invadió,
dor de la
pasillos silenciosos, cad
estra habitación,
a cara enredada con tel
taban arrugadas, manchadas, un te
personal, c
a furia familiar reem
ces l
fotos de Carlos y yo sonriendo,
o, un regalo de mi abuela
objetos en sí, sino por los
sado, escupiendo sobre l
nó desde la esquin
ador llamado Princesa, montaba guardia sobr
de jade, el último vínculo tangible con mi pad
su delicado verde destrozad
e la malicia de Hailey, mo
al se desgarró
memoria de mi p
el insul
na roja d
ito primitivo e
l baño, riendo tontamente, inconsciente de
yendo con u
a habitación, sus oj
, Abigail?! -rugió, cor
pedazos destrozados de mi vida
ey, lágrimas de rabia impotente corriendo por mi rostro-. ¡M
o fragilidad, se
a Princesa! -señaló dramáticamente a la caniche aún viva, lueg
e Carlos se
su voz más fría de lo que
garre magullándome, y me
r un tiempo en la oscuridad, pensando en lo que ha
se apode
o. Oscuro
ración s
Sabes de mi claustrofobia!
desesperada, quebránd
egible en sus ojos, luego desapareció,
provista de calidez-. T
ta cerrándose de golpe con
envolvió, una
se volvió espeso, pesad
mis costillas, un pájaro fre
, pero estaba c
, temblando, el terror familia
ó con un chirrido, una luz cegad
ados a la oscuridad
u rostro una máscara
do engreída, e
El perro de Hailey... Princesa... n
se levantó
esa? ¿
había es
a e inquietante se
il
... ¿lo
ley -añadió Carlos, sus ojos
triunfante, un toque de algo
do a su propio
rme. Para cast
e ello hizo que mi es
un susurro, pero firme-. No me