Mi nuevo marido peligroso
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ltrasecreto? ¿Acaso le preocupaba que le pidiera el divorcio a sus espaldas?", murmuró Kristine Holt
tenía la cabeza llena de ideas. Quería sorprender a su espos
señadora envuelta en misterio. Ahora, por fin, llegaba el momento d
rio debía ser
erencia de propiedad, descubrió que aún le faltaba el c
a, ¿por qué hay dos
reció del rostro de Kr
de ella y Benny. El otro correspondía al mismo h
sformó rápidamente en una aguda inquiet
, se apresuró a comprobar en Internet el nú
mensajes de error, pidiéndole que volviera a introducir la i
aba los datos del certificado de Benny y Emily.
la como un maremoto, dejá
romesas interminables y a su insistencia en que su historia con Emily era cosa del pasado. Todo el mundo los con
a y que no era apta para ser madre, Kristine empezó
erlo; aquella figura que antes todos elogiaban
ebía tragarse la idea de
tarlo, al men
y se negaba a sacar conclusiones precipi
i y se dirigió a la oficina de Benny
a, oyó voces que venían del interior, lo b
terminar su formación, volverá cualquier día. ¿No se sentirá destrozada si
nque Kristine sueñe con tener un hijo suyo, nunca oc
guapa, pero ahora, mírala, cuesta creer que alguna vez f
adas y ruidosas, atravesaron
orbo de café y lució una expresión perezosa y despreocupada en su
nudillos blancos mientras luchaba contra el impulso de gritar. Las lá
Su marido nunca s
stió en casarse y qui
principio, tenía otra mujer y solo la m
ualquier esperanza que le qued
onó la oficina a pasos largos, impulsad
ra vestida de morado, con rizos dorados, cuyo estilo evidenciaba que no encajaba
er rubia pareció mirar hacia atrás, pero
de cancelación? ¿Quinientos mil? ¿Estás bromeando? Bien, de acuerdo. Cárgame lo que
dudarlo, sin importar
ntrenador físico y se propuso un reto: en tres
e cinco años, de casi dos mil días y noches de lea
una vez un momento de cu
n momento antes de enviar un mensaje a su abogado, Mateo Fle