Siete años, una familia secreta
/0/21455/coverbig.jpg?v=97f171dcee2abd0a7d6ead93b70ef037&imageMogr2/format/webp)
o operador de las Fuerzas Especiales. La herida me dejó
nte con otra mujer y un niño de seis años que
n de su vida secreta. Todos vieron cómo presumía a su amante, Brenda, y a su hijo, Javier, fre
nuestro sótano durante tres días, un castigo por un crimen que no cometí. "¡No es un bastard
desviaron, llenos
io están presentados, Emilia", susurró con fiereza. "Está hecho". Miré hacia atrás a Alejandro, que esta
ítu
vista d
de despedida hacía solo unos días, con su uniforme impecable y sus ojos llenos de promesas. Este Alejandro era diferente.
abello perfectamente peinado de Alejandro. Era idéntico a él. El mismo cabello os
ó el niño, rebotando sobre
a
nco, aunque sabía que nadie más que yo la había oído. Mi esposo, el Capitán Alejandro Villarreal, conde
e inclinó para besar la frente del niño. Una mujer, delgada y bonita, estaba sentada frente a ellos, con
con los de ella, y en esa mirada fugaz, vi una ternura que se había desvane
ejandro, estaban muy abiertos y curiosos. Inclinó la cabeza, un r
jercicio de entrenamiento" anual era una mentira. Cada llamada sincera, c
anistán. Había recibido una bala por Alejandro, protegiéndolo con mi propio cuerpo durante una extracción fallida. Los médicos me salv
o junto a mi cama. "Mi valiente y hermosa Emilia. Eres todo lo que necesito. Siem
onces, ahora sabían a ceniza.
cabeza me palpitaba. Me sentí mareada, el lujoso restaurant
raba despejarme la cabeza. Sentía las piernas como gelatina, cada paso
qué directam
ónde vas!", la voz de Sofía, agud
lo rojo fuego era un faro bajo las tenues luces de la calle. Sus ojos, genera
o un fantasma". Se acercó, su mano tocando sua
lágrimas, calientes e incontrolables, corrían por mi
voz era ahora más suave, teñi
Sofía. Un niño pequeño. Tiene seis años". Las pa
onriendo, con un fondo militar genérico, y un texto: "Pensando en mi her
ó de los dedos entumecidos y cayó con estrépito al pavimento. Una nuev
'ejercicio de entrenamiento'. Cada mensaje de 'te extra
lágrimas que nublaban mi visión. El cielo se abrió, desatando un aguacero torrenc
prestigioso apellido. Había escuchado los susurros, las preguntas veladas sobre los hijos. Pero Alejandro s
ienda familiar, su mano siempre buscando la mía. Él era mi protecto
nosotros. Se enfrentó a su formidable madre, amenazó con renunciar a su cargo, con cortar los lazos por completo. M
cruel y elaborada. Mi corazón no s
areció en la pantalla. Lo miré fijamente, una mezcla
mi voz para que son
ien?". Su voz, usualmente tan reconfortante, ahora me crisp
las palabras sabían a ceniza
allí en unas horas, solo necesito terminar unas cosas aquí". La preocupación en
damente, quizás demasiado rápido. "
go, una risa suave. "Bien. Dile a Sofía que
ré decir, mi voz
gar, escuché una voz débil y aguda
o, tan tierna que me dejó sin aliento: "Sol
ea se
a sostenerlo. Sentí un pavor helado filtrarse en mis huesos, más frío que la lluvia. ¿Colegas
Estrellé el teléfono contra la pared,
omé sobre el pavimento mojado, mi cuerpo sacudido por los sollozos. No era solo un secret
feroz. "Ay, Emi. Mi pobre, pobre Emi". Su voz estaba cargada de u
solidificó en mi mente. Esto no era solo un cor