El aroma a matcha de su traición
de Casandra «
Había pasado la noche empacando, revisando diez años de una vida compartida que ah
ido. Héctor. Entró, con aspecto desaliñado, pero con una sonrisa forzada pegada en la c
biera pasado la noche con otra mujer-. Te traje tu cuernito y caf
to era el de almendras. Este era simple. Y el café era americano, no mi latte con l
emoción-. Pero usualmente prefiero los c
sa forza
s ha estado particularmente... demandante. -Se frotó la nuca-. Como sea, ya estoy a
izándose ante su contacto. Pareció ge
el bolsillo de su saco. Era un llavero, una alpaca de peluche en miniatura. A
n hacia el llavero,
de un cliente. Ya sabes cómo es. -Su voz era un p
piel sintiéndose ex
de ciencia ficción. Realmente eres un hombre generoso, Héctor. -Arrojé la alpaca sobre la barra frente a él-
omo si se hu
no seas
ada. Salí por la puerta hacia el aire fresco de la mañana, dejándolo de pie en n
ones. El aire era fresco, olía a tierra húmeda y pino. Con cada paso, el peso sobre mis
petitiva, mis amistades con gente como Julieta, eran «distracciones». Cualqu
n roca con Julieta, insinuaba que estaba «descuidando mis deberes de esposa». Mis amigos, especialmente Julieta, habían intentado decírmelo. Vieron cómo la luz s
acusado de intentar «avergonzarlo», de «exhibirme». Nunca me defendió, nunca dio la cara por mí. Simplemente dejó que el m
ida, un recordatorio de que mi cuerpo todavía era fuerte, todavía capaz. El viento susurraba entre las hojas, no su
i corazón latiendo con una fatiga estimulante. Saqué mi t
liento-. ¡Acabo de llegar a la cima del
léfono, llena de una calidez genuina-. ¡Sabía que todavía lo
risa real y
a Potosina. Parques nacionales. Cascadas,
pañía de viajes de aventura por allá. Se especializa en tours guiados. Experto en ciber
ello de
sa jugando en mis labios
iente ducha, mi teléfono empezó a vibrar. Hécto
de es
é no con
con al
o es gracioso.
ocupar. Esto no
estás? ¿Es
a que socialices con
había descuidado, me había menospreciado, me había hecho sentir invisible. Ahora que me e
envié un mensaje a Julieta: «C
lamó de i
, amable, ama la naturaleza. Totalmente lo opuesto a... él. -Hiz
Se sentía bien.
he. Solo tú y yo. A ese bar nuevo en
ie que conozco!
, las bebidas fluían libremente. Me sentí más ligera de lo que me había sentido en años. Julieta y
ulieta agarró mi brazo
e -susurró, su v
en una carcajada, estaba Anaís. Su mano estaba en el brazo de él, su cuerpo presionado contra el suyo. Él la miraba, no con la sonris
oltó una risita, luego levantó su rostro hacia el de él. El beso fue
oso. Por un momento, la música, las risas, el ruido del bar, todo se desvaneció