Ámame cruel esposo Mafioso
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. Esto es solo un matrimonio más, como cualquier otro acuerdo de negocios entre mafias. Escúchame atentamente. Puedes usar mi apellido, pero ante mis ojos no eres mi esposa. No esperes nada de mí
Ares King dijo
uenos rugían en los cielos y los re
ncial adornada para
otte que aun llevaba puesto el vesti
ojado eran como dagas afilada
una puta, lo que le dolía era la
an ser tan
ios temblaron ligeramente-. Si tanto la amas, ¿por
n. -Ella ya está casada -dijo
ió ante el sonido de
iraron las grandes letras que colg
Z MATR
os de llegar a ser feliz. Ella estaba aquí
de bodas, ella sentada en una silla de
ños de
alpitar de corazones inquietos, mientras Charlotte King se en
l, mientras el sudor perlaba su rostro delicado
anos blancas y delicadas apretaron con fuerza el teléfono móvil,
, el espos
patos de cuero hechos a mano, completamente nuevos y brillantes. Su rostro estaba esculpido c
go, su expresión gélida solía mantenerlas admirándolo desde la distancia,
casada con el hombre más deseado y codiciado, era
a» era lo que muchos decían cuando Ares Ki
una incapacita
ría un hombre
ises no le importa si su
e habían mencio
s que una lisiada que habí
existencia se hubiera re
iro
. No importa cuántas veces sé lo diga a sí misma, pero, su ingenuo corazón no puede evitar reaccionar ante la presencia de su esposo. Su t
ñora Martha, atrayendo
ojos de la pantalla, y miró a Martha
s Kings, había estado cuidando de Charlotte durant
a más fértil -dijo Martha, suspirando-. El asistente de
vivían juntos, y no solo eso, sino
o alguien importante los visitaba, para mantener las apariencias. Aunque Charlotte era joven, Ares ya rondaba lo
virá para recaudar fondos para los niños huérfanos. Usted realmente es
se iluminó. -Espero q
Charlotte recibía un elogi
ente, todas estas cualidades, incluso si se combinan, no pueden compensar lo qu
también era una excelente diseñadora de ropa, pero era más conoci
. -Si que lo
te tomó sus antidepresivo
hasta la rodilla que hacía brill
claro ondulado suelto y se
fuerza por el nervios
hacia la puerta cerra
frotó las manos para aliv
dora colonia dominó el aire de la habitación al instante. Sus pasos eran solemnes y firmes, como si hubiera e
un alambre de púas se clavara en
e levantó sus espesas pestañas p
e su gloriosa vista. Siempre se mantuv
ado frente a la mesa de n
día hacer que un movimiento tan
ve resplandor sobre su ros
vez que parpadeaba. Unos mechones de su cabello negro oscuro caían sobre su frente. Su nariz aristocrática parecía aún más c
ello había crecido un p
n mes entero. ¡Un mes entero!. ¿Po
por costumbre, sabi
vuelo? -preguntó para
ula antes de responde
irarla ni una sola
otte se calló mientras él entraba al baño y cerraba la p
un vuelco, pero
a de la pared. Sus rasgos se retorcían de dolo
a las numerosas cirugías a las que se sometió en los
iciera fisioterapia y practicara ca
terse a alguna
a quería intentarlo. Aunque usaba silla de ruedas en público para no cau
bricante y
del baño
cama estudiando los nuevos detalles de la h
rse, apag
pero eso no significaba qu
eso siempre la hacía d
uando él le levantó la manta. Más qu
Escuchó el sonido metálico cuan
iento rápido
r, se mordió el labio y se agarró a la c
e superarlo lo antes posible. Sus suaves parede
do grande y
onó en la habitación mientra
ena de embestidas,
e la sensación familiar de sus cál
tomó su nombr
sus muslos se aflojo cu
ue ella lo oyera subirse la cremallera d
a que él se f
uedarse un
r de la habitación. La puerta se cerró con un clic y en ese momento una lágri
la miró e