La noche que él la eligió
na
edondeado por el embarazo, estaba vacío. El fantasma de una patada, un aleteo fantasma, era todo lo que
era una broma cruel. Cada caricia tierna, cada promesa susurrada, cada maldita ho
alma, deliberadamente, retiré mi mano. El gesto fue pequeño, pero se sintió
é donde me propusiste matrimonio? Te arrodillaste, con una sola rosa roja, prome
n con un atisbo de incomodidad. "E
con 'A & E, Siempre'. Dijiste que nuestro amor era eterno, inquebran
do a sus manos. "Lo decía en
ndome, sola, mientras nuestro bebé moría? ¿Lo decías en serio cuando la elegiste a ella, una y otra vez, por encima de mí, por encima de n
l dolor en sus ojos. Abrió la boca, luego la cerró. "
ndome. "¿Nuestro bebé no te necesitaba? Ya no te reconozco, A
ira abrasadora. "Fuera, Alejandro. Fuera de
aídos. Salió de la habitación, dejándome sola con mi
a de tristeza y furia apenas contenida por la ausencia de Alejandro. No vino. Envió flores, un ramo blanco
erra. El cielo estaba gris, reflejando el paisaje de mi alma. Me arrodillé, tra
con la voz ronca. "Mami está aqu
azo alrededor de mis hombros. "Está en
uso a mí misma. "Quizás se salvó de una vida con un padre que no pud
llenos de un nuevo tipo d
oscuro, luciendo impecablemente triste. Caminó hacia la tumba, su mirada fija en el peq
miró, sus ojos llenos de una tristeza actuada. "Elena", com
. "¿Quieres presentar tus respetos al hijo qu
. Pero estás siendo irracional. Estoy aquí ah
ese derecho en el momento en que saliste de esa sala de partos,
no digas eso. Estás sensible.
y nítida. "Y lo que estoy pensando es que tu dolor es una actuación. Tu
ose. "¡Te amaba, Elena! ¡Todavía te amo! Es el d
se en mí. "No hay un 'nosotros', Alejandro. Solo tú y tu
labras. Pero entonces, un destello de su vieja arrogancia regresó. "Elena, estoy tratando de ser c
firme. "Ni como esposo. Ni como padre. Y pronto,
de discutir, de defenderse, de continuar su farsa. Pero antes de que pudiera, una
Br