Cuatro años construidos sobre el engaño
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crueles de su abuelo -el exilio, la ruina financiera, la humillación pública-, todo porque supuestamente el vi
era un rechazo. Era una aprobación, sellada y fechada, con un
e cuatro años f
errumbó. Lo hizo por su a
r sin mí, Sofía -su
ra apaciguar a otra mujer. Todos sus "sacrificios" eran solo una forma c
tomé mi decisión. Hice las maletas, dejé la Ciudad de México y empecé una
ítu
e su abuelo, sino la verdadera aprobación, sellada y fechada, escondida. No era un rechazo en absoluto. Era una mentira. Cuatro años
untos desde niños, nuestras vidas entrelazadas, un futuro meticulosamente planeado. Cada año, durante los últimos cuatro, presentábamos nuestra propuesta de matrimonio ante el patriarca de su familia, Don Elías Garza. Cada año, era pública
Es terco. Quiere ponerme a prueba, asegurarse de que soy digno d
raba, incluso para mí misma, necesitando escuchar las palabras, creerlas. Cada rechazo era una herida, pero su supuesta
catecas. Sin señal de celular, sin contacto durante meses. Conté los días, me aferré a su última carta como si fuera un salvav
espojado. No se quejó. Solo me miró, con los ojos llenos de arrepentimiento, y dijo: "Está bien. Lo recuperaremos. Ju
án asumió la culpa, su nombre arrastrado por el lodo, su reputación manchada. Se mantuvo erguido, casi desafiante, ante todo. "Vale la pena", me susurró, ap
za que intentaba ocultar. Damián entró, y salió con esa misma expresión cansada pero resuelta. "Dijo que
encia fantasmal, una sombra en su periferia. Él estaba absorto en unos planos, su mente a kilómetros de distancia. Vi un archivo, medio escon
. Era el formulario de aprobación de matrimonio. El de este año. Mis ojos re
labra, audazmente escrit
n. Mi visión se nubló. Pa
diferente. Y junto a "APROBADO", un diminuto "no" garabateado a mano, insertado antes, con cuidado, ca
vía estaba perdido en su trabajo, completamente inconsciente. Mi m
cortó la niebla. Me estaba mirando, un
sé que se rompería. -Esto... esto dice "aprobado
esparciéndose por el suelo. Miró fijamente el documento, luego a m
de repente ronca, llena de una urgencia de
icar cuatro años de mentiras? ¿Cuatro años haciéndome creer que tu abuelo era el villano? ¿
ecía un animal atrapado. -No, no es así. Él sí lo rechazó. Las primeras veces, de ve
estaba cargada de hielo, con
esaparecida. -Cynthia. Ella... ella no puede vivir sin
e personal. La mujer que había sido su sombra durante ocho años. La muj
que saboteaste nuestro matrimonio por Cynthia Morales? ¿L
Retrocedí como si me hubiera quemado-. Ella ha estado conmigo de
nuestra relación, desmoronándose en polvo. Su devoción no era para mí, sino para un equivocado sentimiento de lástima por Cynthia.
era un extraño, un mentiroso, un cobarde. La revelación me golpeó como un golpe físico. El hombre que había amado, el hombre en torno al cual había construido mi futuro, no era más que un espejismo. Y Cynthia M