Cuatro años construidos sobre el engaño
r. Me dolía el pecho con un dolor mucho más profundo que cualquier herida física. No era solo la mentira; era la pura a
quebrada. Parecía genuinamente angustiado, pero todo lo que yo podía
oción. La rabia se había consumido, dejando solo un vasto y vacío pár
ntimidad que una vez compartimos se sentía contaminada. -¿No fue una
abía estado tan lleno de él, se sentía como un tambor hueco tocando un
ñida de pánico-. Sofía, no te vayas
mo reparas una confianza que fue sistemáticamente destruida, año tras año,
ad. Las luces de la Ciudad de México se desdibujaron a través de mis lágrimas, cada una un dol
pesado con preguntas no dichas. Mi teléfono vibró. Era
ta. No podía decírselo. Todavía no. Solo necesit
viejo te desanime. Damián es un luch
. La llamada fue corta, llena de seguridades que no podía darme a mí misma. Me acurruqué en el sofá, rodeada por lo
s proyectos como un robot, mi mente a un millón de kilómetros de distancia, repasando cada momento, cada palabra, cada
ectados en sangre, el rostro demacrado. -Sofía, por favor. Solo habla conmigo.
a puñalada. -¿Despedirla? -Recordé la forma en que había pronunciado su nombre, la lástima fuera de lug
ar la mía. Esa fue mi respuesta. Ni
llamadas durante días, mi teléfono sonó de nuevo. Era s
aguda, frenética-. Se esforzó demasiado, trabajando en ese nuev
eciocho años. Dieciocho años amándolo. La traición era cruda, pero la conexió
nmóvil. El médico explicó que era agotamiento, estrés. Necesitaba descan
ébil sonrisa adornando
nte cuando entré, una mirada deferente, casi engreída, en su rostro. Su prese
mi voz plana-. Sigues sie
osotros -susurró, sus ojos serios-. Este proyecto..
uturo que él había saboteado activamente. Seguía jugando al márti
voz suave, casi comprensiva-. Se quedaba despierto
nte. Todavía estaba tratando de manipularme, usando su
a en la puerta, su mirada severa suavizándose ligeramente al mirar a su nie
azó. El hombre que Damián había usado como chiv
lo, por favor. No es nada. S
n contratiempo, es una advertencia. Necesitas aprender tus límites, muchach
ió. Incluso si lo había aprobado, claramente pensaba que era una tonte
a, por favor. Sé que metí la pata. Pero te amo. Sabes que sí. Todavía podemos tener nuestr
gil que mi corazón roto? ¿Más frágil que la con
e un susurro-, ¿recuerdas lo que me dijis
to. Vivo según esas reglas,
Vives según tu propio deseo egoísta de evitar la confrontación. Me has estado mintiendo durante cuatr
or brilló en sus profundidad
rme la verdad. Justo habría sido elegirme a mí, inequívocamente, en
Sé que te lastimé. De verdad lo sé. Pero por favor, no tires to
amor, Damián? ¿Un amor construido sobre mentiras? ¿Un amor donde con
, sus ojos moviéndose entre nosotros. Vio la tensión, la emoci
su voz rebosante de preocupación. Se
lada con un asco absoluto, me atravesó. Todavía no podía verlo. Todavía no podía verla por lo que
-dijo, demasiado rápido-.
nuestro futuro roto para
existió. Lo que quedaba era un individuo débil y deshonesto, atrapado por su propia lástima equivocada e incapacidad para estable
firme ahora. La decisión estab
Irte a dónde? Sofía, no seas a
ragmentos de nuestra vida compartida. Me alejé, dejándolo a él y a su asistente "frágil" atrás, mi corazón pesado