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La traición de mi prometido, mi ardiente venganza

Capítulo 2 

Palabras:1077    |    Actualizado en: 18/12/2025

mpre el showman, había dispuesto que un pequeño y destartalado sedán me recogiera. Era un marcado contraste con la elegante limusina negra en

salido por la ventana abierta de la limusina antes de que se alejara-. Demasiado lujo podría ser abrumador después de... bue

instalándose en mi estómago. La humillación era

, un símbolo de mi estatus reducido. Querían que lo sintiera en cada centímetro. Apoyé la cabeza en la ventana mugrienta, dejando que el mundo se desdibujara. Mi mente, sin em

aparecía sobre la colina. Probablemente ya estaban celebrando, brindando por

pulento de cuello grueso y

nde, s

rtando la mirada de la silue

e, mi voz plana, desprovista de infl

simplemente lo miré fijamente hasta que encontró mi mirada y lueg

de minutos. Y cuando lleguemos a la casa, necesitaré que me guarde esto. -Metí la mano en mi gastada bolsa de lona, sa

dócil, no a alguien que hiciera exigencias. Dudó, luego se encogió de hombros, probab

en una tienda de conveniencia y regresó unos

i salvavidas, mi primera conexión real con el mundo. Se sentía

sa, quiero que tome ese libro y lo entregue en una dirección que le daré. Discret

parecía

ecesita llegar a alguien a quien le importan los libros. -Mis palabras estaban mezcladas con un

promesa de dinero extra

, señora.

ruida de fragilidad llenando el espacio. Pero por dentro, ya me estaba moviendo, ya estaba

imusina ya estaba estacionada, brillando bajo el sol de la tarde. Elías y Karla estaban en el

o más que la tarifa-. La dirección para el libro será un mensaje de texto en breve. Y recuerde

dando el dine

dido,

raída y el opulento entorno era marcado, una humillación calculada diseñada para recordarme dónde estaba.

í el celular de prepago vibrar en

situación. ¿

apado de mi apresurado moño. Mis ojos recorrieron la mansión, luego se posaron en Elías y Karla,

rápida, mis dedos so

gar. El show

spués, llegó

uán

vuelta a la casa, una sonrisa

lta. Esta noche, recor

la institución, quien había reconocido el fuego bajo las cenizas. Él fue quien me había ayudado a f

me habían dado tiempo. Tiempo para sanar, tiempo para aprender, tiempo para planear. Me habían dado una nueva

una máscara de resignación cansada. Este era mi escenar

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