La crueldad retorcida de mi hermano
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ue estaba en la cárcel y que nuestra familia estaba en la ruina, así que sop
versación que lo destrozó todo. Mi sufrimiento no era una trag
nia. Me llamó dramática y malagradecida. Cuando por fin me defendí, me tiró al suelo de una bo
vacaciones. Mi vida no era más que un jue
cambio. Mientras me desangraba en mi dep
la voz apagándose-. ¿Y
ítu
a Mont
unca merecí. Pasé cinco años pagando por un crimen que mi hermano no cometió, pagando por
ias nunca se
a de mi departamento y se aseguraban de que cada chamba temporal
eso aplastante de la soledad... todo eso me vació po
é acabar con todo
s las pastillas que encontré,
ve que me envolvía, cuando una voz,
de Adrián, con la vo
Adrián! ¡Va a sab
oz de mi hermano,
cción, Kenia. Te
puñetazo. Adrián. No estaba en la cárcel. No
a de su caída; era la caída misma. U
que me despojó de todo, que me dejó
daría una que jamás olvidar
fecto. La oscuridad me llamaba.
ser Dios con mi vida, a verm
con una cruel satisfacción en su tono-. Después d
endiera. Querían que me
, pero ahora era más intensa, mez
án. El que prometió proteger
iosa, pero resonaría más
ección definitiva. E
a-. Nadie sabrá que fuimos nosotros. S
a lección, y lo único que aprendí fue lo cruele
lo final, el clímax devasta