La esposa del fiscal: La furia de una madre
/0/21709/coverbig.jpg?v=84476d57a7a36d60c6125b1ead0268f8&imageMogr2/format/webp)
o cuerpo cubierto de moretones después de que
uyente, no solo estaba ignorando el dolor de nuestro hijo, sino que estaba
da abandonara nuestro caso. Publicó un video falso en internet que pintaba a mi hijo herido como un
Carlos presidiendo mi humillación pública, él pensó que me había quebrado. H
ar el veredicto final, me puse de
mirándolo direct
zar al demandad
ítu
e luz sobre el pulido piso de mármol. Todo era tan perfecto, tan impos
niños son así -dijo Carlos, su voz plana
, o al menos la versión d
rás pasar, ¿verdad?
abía elegido a nosotros, por encima de todo lo demás.
que estaba de acuerdo. Sus ojos, fríos y agudos,
¿no? -llegó una voz susurrante de una mesa cercana-
de mujer,
o? Después de ese pequeño "accidente" con el coche d
Morales. La madre del bravucón de nuestro hijo. ¿Y Carlos,
yó su carrera sobre la justicia, tenía una histori
perló la frente, mareándome. Tuve que agarr
, y Carlos había estado luchando en mi contra, por
blando de su próximo gran caso, con un zumbido
cuando nuestro hijo estaba sufriendo? ¿Cuando yo estaba
s con un raspón lo suficientemente fuerte
-pregunté, mi voz apenas un su
sus
gando. Hay protocolos. Todo está avan
protegiendo. La comprensión me heló hasta los huesos, má
-. No está avanzando. Tú haces q
músculo se contrajo en su mandíbula. No se
a-. Estás siendo emocional. Piensa en nuestra imagen. Pien
nipularme. El puro descaro me dejó sin alie
labra más, caminó hacia su estudio y cerró de un portazo la pesada
acción bienvenida. Era Sofía, una ami
tabilizar mi voz-. Necesito
e Sofía
iera. Pero... no pu
"no puedo", era "no quiero"
d? -afirmé, no preg
confirmándolo todo. No
o mi voz-. Entonces encontraré a alguien que