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El diario de una husmeadora

El diario de una husmeadora

Autor: Humberto
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Capítulo 1 1

Palabras:1289    |    Actualizado en: 27/07/2021

ar los demás, aquel amigo fiel y silencioso que contiene tus secretos. Donde guardas tus problemas, tus dudas y tus

como no existe tal persona en el mundo he venido a ti. Admito que mis problemas no son la gran cosa, no todos tenemos el honor de

tiré más cómoda conmigo misma ¿Por qué? No lo sé, tal vez así me sienta menos yo. Ni siquiera sé lo que estoy buscan

de ac

más, emp

sado por la mayor

frente al Crus

o de la calle-, observando cómo leía un libro. Siempre estaba tan inmerso en su lectura matutina que ni siquiera sentía mi impasible y perturbadora mirada a menos

vaba a

, a lo que

tan cómoda y agradable po

í hab

Mi cabello había hecho tregua el día de hoy y había decidió estar bien organizado.

cluso moví mis caderas un poco intentando imitar alguna comedia romántica que había visto en una aburrida tarde, pero ni siquiera levantó la vista en mi

largo. Mi osadía no era la suficien

alle y sentarme de nuevo derrotada. Compré un chocolate en la cafetería de la esquina, el mismo que él com

es, al

venir, sentarte conmigo y hablar sobre cual

me s

e en mis manos, no lo encontré por ningún lado. Parecía ha

ntalmente- ¿Cuánto me

lor desesperante- y me dirigí a su casa negándome a perderl

intenso poco antes del anochecer. Me detenía a pensarlo y de seguro un zafiro envidiaría el hermoso color de sus ojos. Pero por supuesto no me quiero d

osible contárselo a alguien más. Ya sabe

so. Me preguntaba qué se encontraba haciendo aquel chico misterioso; si observab

ir tras su ve

ndría que escalar unos cuantos ladr

a hacer algo que jamás había pasado por mi mente: Corrí hacia la casa de mi Crush a prisa

. Lo encontré leyendo, ¡Lo sabía! Ni siquiera tenía un televisor en su habitación, y esta parecía tan enigmática como él. Me percaté de que giró su cab

tan cálida y fuer

ipios de la hipotermia, o tal vez esta

ro, no sabía cuánto tiempo había transcurrido hasta que me decidí hacer

a su cama a dormir como un koala. Aunque no dormía en mi dirección podía i

soy una jod

iera tan siquiera prevenirlo me caí en un fuerte golpe sobre el suelo de su ja

en cuenta de que tal vez había hecho mucho rui

ie

oger aquel desastre con una vaga idea de que podía arreglarse, empecé a unir las piezas de

undos, empecé a des

tierra, mis manos se hallaban manchadas, mi pantalón

un de

is ideas me pasó por la mente en un segundo al escucharlo

dedicado una palabra a mí, podía

sitas

Amor pl

y especial, y entre tanto,

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