Pecador.
abe
Intento levantar mi falda larga color marrón, pero me resulta imposible seguir sosteniéndola, debo sostener
z más débil – no me abandones ahora – suplico, pero es completamente en v
de regreso al convento, sin embargo, debo aceptar que la oscuridad, la lluvia y lo
eriora me encargó esta semana la vigilancia del convento, debo asegurarme de que no hay
, al principio creo que me estoy enloqueciendo, que solo son supersticiones, pero aun a pesa
éndome sobresaltar, el sonido de los pasos se d
r, pero no soy capaz de divisar absolutamente nada – ¿Qui
uerpo. Entiendo que debo regresar al convento antes de seguir perdiendo mi tiempo, asi que
oz masculina, demasiado
lguien aquí. La silueta del hombre es extremadamente alta y fuerte
nombre? – m
, pero al final lo hago: – Ann
– dice b
ver al convento, pero hay algo que no me deja hacerlo, algo que me dice que responda a t
es i
ia tengas el nombre de
go verlo bien, pero me es imposible, él está práctic
Acaso pretendes tentar mi fe? ¿Eres e
blos, en donde estaba recostado, y entonces se pone d
or que el diablo, y si quisiera te
ecido, la lluvia comienza a cesar y entonces vuelvo a poner mi vista en el hombre, pero cu
guida un perro alto y un poco flaco se u
algo me dice que él no va a responder a mis cuestionamientos. Y quiza eso habría sido lo mejor, porque esa noche dio comienzo a una serie de eventos desafortunados que me
mente empapada – vamos a quitarte esto o te dará un resfriado – ella se acerca corriendo a donde yo estoy y comienza a desvestirme de mi habito
nuda al espejo, me observo de los pies a la cabeza y entonces recuerdo su voz, como si se hubiera metido dentr
nó y se postro a los pies de Bastián Jones. El hombre que logro destrozar mi vida en solo un
al que conocí una noche de tormenta de noviembre. Pero no lo hice. Bastián me enseño que incluso a
belle Maxwell y e