A orillas del Maguá
ado y la
co, y su casa era inmensa y tenebrosa. El paraje mismo causaba una rara congoja. Un paso siniestro había en el camino que iba al paraje y que los cam
a de esas fiestas diabólicas y era dedicada a un petró llamado Ogún Fegay
oches se metió en una de las fincas y sustrajo el becerro negro que el hace
ó a su mayoral y le dijo: vamos a ver como están los novillos, y al echar una mirada vio que le faltaba el becerro negro. De inmediato le dijo al mayoral: fa
o busquemos. Vamos, dijo el hacendado, incómodo y asustado, ya que ese era la primicia de las cría
tivo se puso muy nervioso y dijo: vamos enseguida a buscarlo, y todos juntos se fueron a la finca en busca del becerro. Recorrieron la finca durante todo e
noche llegó a la casa una extraña mujer de color claro, vestida con un vestido rojo y sobre su cabeza llevaba un enorme pañuelo azul, además se estaba fumando un túbano, y con ella llevaba una pequeña maleta. Buenas noches señor, dijo la de
r a donde su patrón le dijo: esa mujer es muy extraña señor, entonces vigílala, contestó el hacendado. Esa noche el mayoral cumpliendo las órdenes de su amo, se fue de madrugada a merodear por los alrededores del barracón, y al acercarse a la habitación de la supuesta empleada, y mirando por una de las r
icera, se ha transformado y tiene unos muñecos en un rincón del cuarto y sobre la mesa un espejo, y está ll
o como una culebra pasándose por los barrotes de la silla y con una voz del más allá dijo: entreee que lo estoy esperando. El hacendado tomó una silla y
o que le cobraré. Y al terminarse mi fiesta su voz será la del bramido del becerro y las uñas serán
de diferentes colores, se montó sobre él, y después de hacer su invocación diabólica, hundió el cuchillo por el costado izquierdo del animal, y a lo poco comenzó a beberse la sangre del cerdo. Entonces la gente sorprendida decía: iVámonos de aquí! esa mujer es el mismo demonio. Y todos muertos de miedo salieron huyendo. Mientras que el hacendado y el mayoral se quedaron en la enramada, como también unos borrachos q
tivo salió huyendo, loco y desesperado y la gente al verle en la condición en que estaba dijo: iCorran, que ahí va Primitivo! iAgárrenle! Antes de que se lance por el precipicio, pero todo fue inútil, al llegar al despeñadero se lanzó,
oda su fortuna y los moradores del paraje dijeron: el diablo le dio riqueza y tambi