La Segunda Oportunidad Dulce
mo demasiado! ¡Gime más fuerte, cariño! M
e cayera de repente sobre mi cabeza. De hecho, todo mi cuerpo se congeló co
más fuerte cuando él se lo pedía y se decían cualquier tipo de palabras lascivas entre ello
fuerza para contenerme de gritar a todo pulmón. Sin embargo, no pude
, desangrándome por dentro. Sentía un dolor tan enorme que no podría describirlo en palabras y lo único que podía
os auriculares, sostuve mis piernas rodeando las rodillas con
o frío. Todo mi cuerpo temblaba y no importaba cuán fu
de mi vida: no pude dormir
rque allí no había espacio para lograr esconder a una persona. La única posibilidad que se me ocurri
? ¿Cuál era la verd
alado un micrófono oculto en lugar de una pequeña cámara. ¡Si
tras escuchar el audio fue cediendo gradualmente y logré tranquilizarme un poco. Entonces, estuve lo suficien
oraje de hacerlo. Algo me detenía y me atemorizaba. Aunque en verdad quería encontrar algunas pistas más, me asustaba
la cama hasta bien pasadas las diez de la mañana. Al no poder dormir ni
con el audio de la noche anterior repitiéndose en mi mente con dolor. Estaba consciente de cómo todos l
al otro lado de esa puerta? ¿E
punto de girarlo, escuché que se abría la puerta
n el sofá de la sala casualmente. Fue entonces cuando fingí serenidad agarrando el control remoto de la mesa de té para encender el
miedo de que él pudiera notar que algo andaba mal conmigo. Después de todo, había
me dijo que había pedido un permiso de vacaciones en el trabajo y
viajar no era, para nada, algo que él hiciera usualmente. Por ese motivo me dejó por completo sorprendida. Pero me explicó que hab
siderarlo una hipocresía después de lo que descubrí anoche. Pensando en esto, levanté la cabeza m
tan genuina que parecía que no me hubiera engañado, y es
pasado, hice las maletas
la chica impulsiva que solía ser. De modo que, al menos por el momento, necesitaba asegu
enta, y decidí esperar un poco para ver cómo resultaban las cosas y si lograba
adurado a mi edad, todavía no era exper
e él me empujara a las profundidades