Ódiame hasta que me ames
Ad
rgo sin perecer en el intento. Otros le ponen tanta crema y azúcar que me parece que morirán frente a mí de un shock diabético. Sin embargo
de la ciudad cuando termino las clases en la universidad. El sueldo que me pagan y la
omencé mi primer año en la facultad, y pienso mantenerlo hasta finales de este año cuando me gradúe y me conv
cual me gusta pasar tiempo. Las paredes siempre están llenas de cuadros de talentosos pintores noveles que atraen a varias personas que incluso pueden co
ante positiva que me mantiene de buen humor a
que rara vez viene. Y bueno, Diana estuvo aquí por última vez el día antes de que le dispararan. Aún se me encoge el corazón al pensar en todo
ás por mi cumpleaños, que, gracias a eso, se convirtió en el peor que he tenido. Creo que cargaré para si
aunque trate de fingir todo el tiempo que no le afecta. El psicólogo dijo que para recu
e que se sienta ansiosa e incómoda casi a cada momento. Ojalá pudiera volver el tiem
recen podrirse en una celda y, no obstante, están por ahí paseándose libremente como si no hubieran asesinado a cuatro person
arillo pálido de tirantes que resalta sus cabellos de color rubio oscuro. Sus mechones caen sueltos desde ambos lados de su hermoso rostro cas
a y que ni siquiera sé qué fue lo que me dijo. Me siento como u
a hacia el bulto de tasas limpias que hay
de compras que lleva en el suel
demás de mirarla más tiempo del necesario y qu
n nerviosismo-. Es cierto, eso f
hino para llevar? -me dice-.
entir su mirada sobre mí hace que me ponga algo torpe. No sé qué diablos
idado de no verterlo fuera. Ella me pasa el dinero y, sin
nuestra cue
os ojos y asiente
vez -le aclaro con la regla que me acabo de inventar y que, de ser c
ido que la calidad del café y del servicio
regunto, sonriendo, y me inclino un poco
s y le da un pequeño sorbo sin dejar de mirarme. Luego
diez -me responde-. Al café, po
una muy buena reputación por la calidad de las bebidas
elve a
cerca mucho más a mí para susurrarme algo, como s
es cierto, no recuerdo haberlo hecho. Estaba
inmediato-. Lo siento, ¡te
suelta una risilla. Dios, ¿cómo puede
elodiosa voz-, este está bien para mí. No
muy convencido del todo
conseguirás una nueva cafet
los cuadros a nuestro alrededor. Finalmente, sus ojos se pos
eprimir una sonri
ián Roberts, en caso de que quieras quejarte a nue
s se sonroj
errónea, pero me parece que se ha puesto un poco ansiosa. Toma un pequeñ
-le digo con una sonrisa y le extiendo la mano. Ella duda un instante
onde y rompe el contacto. Toma su bolsa del
verte por aquí pront
e. No soy capaz ni de cerrar la boca. Dios, ¿de dónde salió una chica así y cómo vino a parar aquí? Apenas la he visto unos p
mienzo a fregar los trastos sucios antes de que llegu