La Casa de Los Vampiros
señora Heffer. ¿Te lo puedes creer?). Cuando él y mi madre comenzaron a salir, incluso escuché a alguna de las amigas de mamá decir que era «guapo» y «encantador». Al principio. Por supuest
Desde el primer día en que le conocí tan solo vi una cosa: un farsante. Fin
pelo oscuro, piernas delgadas y está echando barriga. S
cada al borde, agarrándose las manos. Sus ojos ya estaban enrojecidos y acuosos. Fan
mirada, pero mi marca le distraj
citó, con lo que a mí me gu
sp
anás. Tan
ento de sarcasmo
or, acariciando su hombro distraídamente ant
tamiento y tu problema de
rprendido de que hay
ntos físicos que llevan al vampirismo, con la esperanza de que si lo descubrían podrían curarlo, o al menos inventar una vacuna para luchar contra ello. Hasta el momento no había habido suerte. Pero resulta que ahora John Heffer, el perdedor de mi padrastro, había descubierto de repente que el mal comportamiento adolescente -en especial mi mal comportamie
lmente-. Esto no ha sucedido por mi culpa. Me lo han hecho.
lo saben todo. No
iarca significaba que un hombre tenía éxito. Tenía el trabajo adecuado. Una bonita casa. La familia perfecta. Se suponía que hacía lo correcto y creía en lo correcto. Sobre el papel tenía que ser una gran elección como nuevo marido y como padre. Qué lástim
enté d
mí misma por recordar algo que había aprendido el semestre pasado-. En cierta gente las hormonas desencadenan esto y lo otro en un... un... -Hice un esfuerzo y recordé-: Un hilo de ADN desechado, que inicia todo el cambio. -Son
ncia y es una blasfemia por tu pa
! -dije lanzando las manos hacia arriba, al tiempo que tratab
uien de dieciséis añ
claro que necesitaba que una adolescente le explicase algunas cosas, pero pensé que no
dirán los vecinos? -Su cara palideció aún más y cont
la boca para contestar y me inter
er cualquier familia de bien.
racia, tuve que ocuparme de otra serie de
tor Asher. Él sabrá qué hacer
ar al loquero de la familia, el Inc
o que sería sensato activar la cadena telefónica de oraciones. Aseg
las palabras que salieron de mi boca hicier
? Tengo que irme. Esta noche. -Tosí con un sonido desgarrado que me hizo daño en el pecho-. ¡Lo ves! Esto irá a peor si no me voy con los... -Dudé.
sesivo alrededor del hombro. Ella le miró y, cuando volvió la mirada de nuevo hacia mí, sus ojos casi parecía
daño que te quedes aunque
o hacer una visita a domicilio. Con él aquí ella estará perfectamente. - Acaric
una cuestión de control. Si me dejaban ir, de alguna manera perdían. En el caso de mamá, me gustaba pensar que tenía miedo de perderme. Y sabía lo que John no quería perder. No quería perder su preciada autoridad y la ilusión de que tenía una pequeña familia perf
ispuesta a pag
e tuviera el control en mis manos (después
adena telefónica. Pero ¿os importa que vaya a echarme hast
ue un poco de descanso te haga sentir mejor. -Entonces se apartó del brazo poses
on todas mis fuerzas que estuviésemos tres años atrás y aún fuera mía... todav
e que lo sentía de la única
e de ella en dirección a mi dormito
iras a ver si puedes encontrar algunos polvos
Simplemente seguí andan
me han hecho sentir hoy. Así, cuando esté asustada y sola y lo que quiera que vaya a ocurrirme