Electus I
se colaba la luz de la luna, le costó par de minutos orientarse, recordar don
ispersas por la habitación, todas trataban de los mismo, alas, de todos las formas y colores estaban dibuj
l baño para darse una ducha. Luego de veinte minutos estaba lista para salir, se llenó de valor y así
ella conocía leyendas que le fueron transmitidas por su padre pero allí a su alcance estaba la verdade
u cuerpo se tensó y se detuvo al momento, pero eso cambió cuando
re que las había recibido y de quién aún desconocía el nombre. Las expresiones de ambos era
rubio cruzó una puerta que n
era así, pero que lo llamara por su nombre er
o -La tomó de la mano y se volteó para empezar a caminar -. Si me
. ¿A dónde vamos? -Utilizó un tono más suave para hablar, al final su única familia era
bían armas celestiales como adornos decorativos, se veían imponentes y como si cada una tuviera vida propia,
iró sorprendido no esperaba que ella
no lo
-preguntó
ía lo de
ntarme algo algu
s -la interrumpió antes d
y una niña
na vez -resopló pero
inueve para él seguía siendo su pequeña por quién había renunciado a todo lo que conllevaba ser un ángel celestial. El daría
edes a
n en un lugar sagrado, las estrellas parecían luciérnagas bailando en un manto oscuro. Jamás había presenciado algo con semejante be
dijo arrastrando las p
pesar de su molestia le regaló una sonrisa a ambos. Ella sabía que todo lo que habían hecho era para mantenerla oculta del mundo exterior y proteger s
n él y después para sorpresa de Neahm fue su turno de recibir un abrazo que la hizo sonreír. En el fondo
Cumplea
jo mientras
Aquella era la última noche de paz y tranquilidad que tendrían e
s a dormir mañana se
ia mientras se par
asintió, le dio un bes
uando la cumpleañera estaba lo sufici
ntestó Raziel -per
d, para que aprenda a usar sus p
-Se quedó pensativo por un momento -. Quizás no la pueda ayudar con su o
dirás que es
ó escapar un suspiro -ahora solo queda
te recuerdo que estamos
o de ellos d
portador de la muerte
sus poderes, no la dejes sola ni un momento no sabemos cuál de
plice llena de terror y miedo. Sin decir una palabra corrieron hasta el origen de aquel sonido. Al llegar vieron
ncas en su totalidad habían cambiado y como si su cuerpo se adaptara a la magia que estaba recib
rostro para que lo mirara y aunque sus manos ardían por el dolor de las quemaduras, poco a
tono molesto que lo caracterizaba, pero no
e no se equivocó -dijo N
elafiel cambió de color y solo a