El juego de las emociones
n por la borda! Sabía que no debía prestarle ese dinero al primo de su esposo, pero como siempre, sería juzgada por s
icho antes? -interpeló c
a razón de su fracaso? Todo empezó muy bien. Compartían y hacían las cosas en equipo los primeros años, pero luego todo
á que su relación ya no resultaría como a
hay remedio?
lo que ella había pensado en voz
discutir no vamos a recuperar el dinero. ¡Eso sí, Ale
aba sus brazos! Necesitaba aferrarse a él y apoyarse en su consuelo. Él siempre estuvo para ella; en sus momentos más duros e insoportables, él fue su sostén y ayuda. ¿Qué había cambiado? ¿Por qué tanta frialdad y di
o tiempo no pasaba nada más que discusión y temas de asuntos que resolver entre ellos. Saltó de la cama y se sentó frente al espejo, sin percatarse estaba peinando su cabello largo y lacio, ¿podría ser que esa noche todo se arreglaría? ¿Habr
estoy gord
ías? Siempre has sido herm
Aún te
uesto! -r
é...? -no se atrevió
-preguntó c
tó y ocultó su rostro entre las sábanas. Él sonrió; ella se veía tan inmadura, pero linda a la ve