Ángel Azul
Pesadillas
vez que me ocurría, muchas noches me levantaba de mi cama y me iba a la sal
o grité, ni llamé a mis abuelos; fue la primera, de otras ta
a demasiado fuerte y, una vez acostada, me quedaba paralizada; siempre veía una sombra, un hombre que me mi
upaba mi sonambulismo, mucho más desde que me llevaron a un médico amigo y no encontró nada anormal. Por eso, después de aquella noche, cuan
tenía por qué sucederme en el futuro. También empecé a convencerme de que los fantasmas no existían, de que, aunque existieran, no podrían hacerme nada, ellos no pertenecían a este plano y, pese a que podían quedars
intenté contr
o lo
que llegaba a mi habitación, mi cama y sus frazadas se convertían en mi refugio más seguro. Algo tonto, lo
a en la ventana me s
a una excusa para irme. Aun así, casi siempre me quedaba dando vueltas en la cabeza lo que mis compañeros argumentaban. Un compañero aseguraba haber tenido contacto con extraterrestres, que ellos no querían hacernos daño, que querían llevarnos a un plano superior, que no debíamos temer; Marcelo, que había hecho contacto con un muerto mediante la Ouija; Sandra afirmaba que ella venía d
, como mucho, una vez a la semana, aunque debo admitir que el pánico al despertar era el mismo de siempre. Mi miedo era por no entender lo que pasaba. Por más q
taron restarle importancia. Llegó con una tarjeta que decía: "Eres mi razón de vivir". Aquella noche, durante la fiesta, salí a la terraza a tomar un poco de aire y en el cielo cruzó un meteorito muy llamativo que
estaba convencida de que los extr
teorito -e
e cualquier cosa menos un meteori
en nada de eso -replicó otro de mis co
ué, no quería pensar que eso tuviera relació
romeó Fabián con voz tétrica, él era mi
-Me larg
or, que aquí nos pueden abducir -siguió bromeando-. Vamos, Cassi, que me debes un
oche. Por supuesto, terminamos pinchando , pero él se iba a ir en las vacacio
mí, no fue más que cobardía. No me importaba todo lo que intentaran defenderlo, yo no lo creía. De niña esperaba que él llegara alguna v
Fabián para lla
ón, d
l norte, pero qu
la
oso. Me llevó
namorado de ti desde...
poyé mi cabez
o -repliqué
a es que tú nun
el tiempo junt
ste ser mi polola y e
cuando íbamos en prim
pedí, yo no
í -admití
lvo a pedir, ¿quie
ú te va
mes, es un via
pir
ner el gorro con
ola de toda la vida
u polola de
a mí
co, Fabián
curridiza, Ca
o, un beso en el que sentí su temor a que
conmigo? -me vo
y me colgué de su cuell
oy a ir a tu casa a hablar con tu
n lu
e he esperado
bamos de empe
o de que no haya ningún moscardón rondándote y tu a
s a con
no quiero que "aprovechen mi ausencia para confesar su amor
lo -me
ó con su
ndra Reyes -di
es pareció quedar sobre nuestras cabezas. Mis compañeros volvieron a salir, atraídos por aquel fenómeno, la luminosidad