LA TENTACIÓN DE LUCY
U
a? -pregunto c
na flor con delicadeza y
ponde con voz tenu
y se acerca a mí para mo
rior. Es una
tando el roce con su piel. Mis ojos ob
eso p
a que est
o miro con una incrédul
ermosa, es... -me quedo sin
rumpe, dejando mi garganta aún
amos fi
un escalofrío recorriendo
, alto, y por la manera en que el traje se ajusta a su cuerpo puedo deducir que es poseedor de un
U
n obvia mi admiración por ella? No quiero inquietarla, pero tampoco puedo estar a más de un metro de distancia sabiendo qu
incómoda herma
e ambos nos perturbamos, como si fuéramos a brincar el uno sobre el otro... o quizás c
ancia entre nosotros. Lucy contiene el aliento y mi sexo se dispara
ada uno de mis sentidos está más vivo que nunca. El calor invade todo mi cuerpo. La ansiedad se apodera de mi piel.
ita entre los labios una jaculatoria que
pecado mortal -susurra
lucho contra mi instinto -. Vam
ito, mirando con desconfianza, por el rabillo del ojo, como mi cuerpo se mueve hasta colocarse detrás de la mesa
n. Que estos momentos a tu lado sean gratos, para que cuando piense en ti lo haga con esa sonrisa tan celestial que tiene. No te con
latillo. Ambos olvidamos que estábamos acompaña
e de un instante a otro olvida mi acoso y disfruta de
enerla a ella sobre esa mesa, con la falda negra sobre la cintura y sus rodillas a la altura d
copas. Lucy sonríe al que le ofrece la servilleta y mu
ermana. Olvidé pr
o, que no fué tan pequeño, debo confesar después de saborearlo mejor -En re
ucharla decir que hizo u
lo hizo siend
dosa y voltea a v
cos de servicio y estos sal
o a hacerlo mientras s
U
ne. Así que fingí tomar la servilleta que estaba sobre la mesa y me la puse s
hace poco... -digo rasc
n un brillo divertido en esa mi
arganta y dudo
el padre Owen se tranquiliza después de que toma algunos tragos. ¡Pero yo no quería hacerlo! ¡La hermana Marie agar
a volviendo a
tranq
sculas. Lanzo una exclamación ahogada cuan
sabía m
anta y vuelvo
ha a la frente y tallo
na religios
da para nada a calm
ecepciono. Pero no
erra la mir
todo este tiempo -dice y me doy cuenta de que me ha estado leyendo cada gesto, cada movimi
cabeza negando inútilmente la realidad y
Richards!
re la mesa y me repego
vino que me sirv
aire acondicionado? Aunque tal vez solo
cho aire con la servilleta. La cual
stante descubro que hice un verso. Tomo la copa y le do
a en el interior de su saco. Extr
se limpie la cara. Se manc
cuerdo que mi dedo estaba sucio y que además me tallé
jo la copa en la mesa, y veo que al sentarme, rocé, llevada por mi nervioso, sin querer, el borde del platillo cuando el mesero lo descubrió ante mis ojos. El señor Richards se vuelve a incorpora
por
ahora? -inqui
rdé este
recupera
o
s lo comp
.. -lo mir
brillo que me hechiza y
vadiendo mi espacio personal,
-nota mi confusió
que me limpie el rostro, l
factor... -digo como si acabará
inado de una y mil maneras; como u
una presencia imponente, dominante quizás; una voz tan varonil, una
e la conocí
bien. Ahora comprendo por qué me
me perdone! Llegué a
na mano sobre la mesa -¿Alguien que la miraba con
no por mentirosa! -pienso en voz alta y el señor Richards corona mi aturdimiento volviendo a apoderarse del pa
idad tan ex
n pervertido sexual que d
entarse en su l
o de la mesa al ver que lo he ofendido -¡Merezco un castigo por haber creado en mi
go -susurra en ese tono pel
medianoche de rodillas -digo más para mí misma que para é
Guy se notan
ean por mi rostro -. ¿Y cómo pien
rillo malicioso que me hace
cucho decir como si estuviera
cubriendo mis labi
levanta de su asiento. Hago lo mismo y allí,
mira desde su altura, luego se inclina sobre mi tem
. -tartamudeo y s
icadeza limpia mi mancha de comida. La regresa y vuelve a sacar su pañuelo, el pañuelo que bordé y comienza a secar
o las manos en puño a mis costados, agarrando las enaguas, cuando una sen
ven corazón que no siente, pienso, recordando l
i estómago atacan y un hormigueo recorre mi piel. Cada v
bir su presencia. Junto mis manos y cierro los ojos. Debe ser una prueba de fid
para inquietarla, sólo quiero que nos conozcamos un poc
onía en su tono de voz... Esa voz... Aprieto los puño
no quiero hacer alguna tontería que arruine el concepto que pueda tener de mí -digo con prisa, r
en mi vida y temblando como si hu
U
tan peculiar. Miro mi pañuelo, lo huelo un segundo antes de meterlo en el bolsillo in
a con mis brazos, de cerrar los ojos junto con ella para perdernos en es
o temblando contra mi. Estrecharla, escucha
a y recuerdo que n
cepcionarme. No he conocido a
a hago girar para mirarnos de frente. M
ucy abre los ojos pero no voltea hacia mí. Se queda quieta permitiendo que mis pulgares acaricien sus rosadas
uel escenario comprendí que la vida es un regalo que no tiene precio. Entendí por qué mi madre solía visitar ese orfanato y ese convento. Usted es el ejemplo más claro de que a pe
fusión y eleva una mano sobre su mejilla
voz trémula, o quizás solo está en extrem
que no voy a expresar po
y con mi
parto de ella, p
antes de que
responda a
e. Vuelvo a mi lugar y tomo la
acia los demás podría hacerme creer que Dios exi
n húmedos. Se limpia los ojos como si hubiera
aje envuelto en mis palabras la está haciendo ve
a que encuentre la pa
smo detrás de l
toy en sus pensamientos -digo ima
su sonrisa
bra milagros en su
sus buenas intencion
milagros en mi vida,
éso, po
que no es el momento para evangelizar a un ser como yo, que no cree en nadie más que en sí mismo, y el pod
bocado del platillo. Ahí está nuevamente su coment
e éso -respondo ignorando su intento de e
tratando de averigu
ar el bocado, luego toma la
reabrieron, sé que estuvo a punto de hacer otro comentario. Só
conmigo, para mi pequeña es un tormento. La veo removerse en la silla y me
alguna vez pensó e
agino mi vida fuera del c
esperaba y no puedo evit
a servilleta para limpiarse lo
lgu
que la hic
unca hubo alguien, lo sé, pero muero
. Ya antes me ofrecí a llevar una vida de obediencia,
lí cuando vuelva a repetir esos
rá una buena señal para
3/5