Te Entregué Mi Vida
ndo. Corrió hacia el ascensor y apretó todos los botones, esperando que se abriera una de las puertas. Incluso si ella mostrara su invitación explicando y pr
ir directamente a la salida de emergencia de la derecha. Segundos d
l llegar, se apresuraron a seguirla. Ellos apenas pudieron ver r
s cincuenta y ocho y ochenta y nueve del edificio, el cual contaba con infinidad de habitaciones de hotel de pasillo a pasillo. La mujer estaba planeando encontra
cie mientras seguía su camino. Lo que observaba pasaba rápido ante sus ojos, los cuales tenían una expresión de sorpresa. Ella se sonrojada al ver tan vergonzoso reflejo en tan elegantes locaciones. Cada pisada de
on agilidad, apretándolos contra su pecho mientr
o de los guardias. Ella apenas había logrado meterse en una pequeña alcoba poco después de cruzar la
ibido", replicó
bitaciones. Sin titubeo, la chica dio la vuelta a la esquina, al tiempo que los pasos de los guardias se sentían más y más cerca. Si alguno de los hombres llegara a asomarse a esa esquina, sería el fin para ella.
is. No tuvo tiempo de mirarlo a la cara y, sin ni siquiera avisarle, ella empujó al hombre hacia el interior de la habi
rvivencia. Ella dejó sus tacones a un lado y saltó encima del huésped poniéndolo contra la pared. En ese momento, la mujer se percató de que él era mucho más alto de lo que había pensado, ya
cluso se cuestionó por un breve instante si ese hombre era una escultura. Tenía cejas gruesas, prominentes y una nariz alta, pulid
se, siendo percatado por el hombre. Finalmente, el sonido
ió palabra, frunciendo el ceñ
nterrogarla y segundo, el guardia aún estaba demasiado cerca del lugar. Si se escuchaba por casualidad a un huésped int
bre con sus brazos. Un instante después, los labios de la chica cubrieron con
de arrojarse sobre él. Este extendió la mano para apartarla, pero ella, de igual forma, echó la cara hacia
erta y se detuvo a comprobar. Todo lo que pudo observar fue a una pareja besándose contra la pared. Desde donde estaba parado, no
l lugar, ajeno al hecho de que su obj
stancia, los nervios de Mandy cesaron. Ella con cau
que ella volviera la mirada a él. Su voz era grav
ideas para poder explicar lo que pasaba, pero los pasos se sintieron de nuevo. La mujer los reconoció, eran del mismo gu
contra la pared. Sus delgados brazos se deslizaron alrededor de los hombros
r desconocida saltaría en su regazo dos veces en un lapso de tiempo tan corto. ¡Y dentro de su propio edificio, nada más y nada menos! Sin embargo, ella no habría tenido la más mínima opor
frente a la puerta. En lugar de ello, el guardia sigui
aleras, vamos a buscarla en el otro piso". Par
Poco después, el sonido de pasos desapareció p
para expresar su alivio. Sin embargo, se dio cuenta de que sus la
ra de su cuerpo, todo lo demás que había sucedido con el hombre se apoderó de sus sensaciones. La suave textura de sus labios, el tenue olor a almizcle que emanaba de su