Una madre en apuros
de trabajo, lo recuerdo como si fuera hoy, a pesar de
falda negra, su chaqueta blanca y un enorme bolso debajo del brazo, junto con aquellos labios pintados de
ientes delanteros y sus labios se s
mito que me daba lástima cada vez que la veía llorar porque le alzaba la voz, pero eso fue l
tió con ese imbécil? ¿Por
cía toda mi sangre correr por los lugares prohibidos. Tenía un buen trasero,
ue era perfecta para hacer las cosas que me hacían eno
qué saben esos labios
rla, Camila González se acercaba al para
jó una mano en mi hombro, inclinando su cabeza de lado haci
¿por qué tendría q
ambién quiere.-enarco mis c
pedía esta mujer con tan
aba
redecir sus movimientos, me besó, tomó mis labios con fuerzas e hizo exactamente lo que le dio la gana con ellos,
e el bes
sostuvo la mirada, si
y peligroso, ¿cómo se atrevía a besarme de e
o. Este beso, supongo que se trataba de la despedida de los dos, a
rometida!! ¡¡Tengo una
ro beso, al igual que yo, quedarse tan cerca lo decí
el brazo y la dejé sentada en mis piernas, condenada a ellas, tomé su rostro con enojo y la besé, mi lengua invadió su boca sin ninguna piedad y la mujer soltó un gemido s
, mientras ella buscaba que mi erección la rozara
o un placer intenso, más allá del contacto físico, era la prim
esta mujer era
entró aquel día a mi maldita of
cada vez que entraba y salía de mi oficina, aho
ábamos desnudando y era bastante claro el deseo que había entre lo
ra urg
tió en mi pantalón y tomó mi pene con fuerza, firmeza. Comenzó a besar mi cuello, dejando una suave mordida en él.-No pensé que le gustara tanto.-me susurró en
ya deja de jugar,
quemarm
a la pared del ascensor.-¡Dilo! Estás des
u lengua y yo la tomé entre m
ón, pero quedaba al fondo del pasillo. Su mano era muy suave, jamás la había sentido y aunque sus dedos eran
, ingresé el código y ella corr
có. Dejé mi mano en su vientre y la otra sobre su muslo, subiendo hasta dar con la tela de su falta, la levanté con lenti
manos, sin subir en ella, la vista de sus nalgas fue magnífica, era como
ue pude contenerme por todo ese
, recorrí con mis dedos sus pliegues, dando con
e allí me miraba, odiand
tender que mirarla en esa pos
*
to engreído y sensual cascarrabias que me miraba las piernas o el culo cada vez que podía, ahora lo ponía a disposición de él y aunque era p
abios y haciéndome gemir con fuerza, tomando todo el control de la situación y de mi sexo que no dejaba de palpitar con aquel
tro lugar, menos en mi cuerpo, todo mi cuerpo temblaba de placer y gracias a ello
no quedaba
día lo terminaba pero agotada, saciada y con una muy
ma, lo obligué a tenderse en ella y al m
tar
zada y descubría la infidelidad de mí prometido, sería el mis
o dejé dentro de mí, recibirlo en esta posición
s grises no apartaban la vista de mí y yo me lo gozaba, disfrutaba en cada movimiento de cadera y cuando sentí
que la fiesta comenzaba, me apoyé en su pecho y él, al ver que mi fuego no se apagaba y que si seguía así, sería el tercero para mí, pero el primero para él, cambi
té que de cerca fuera tan hermoso, no solamente e
antó para tocar su cara y él mordió mis dedos, sonreímos y fue aquí donde me di cuenta que era la primer
o lo que pasó después solo se guar
nguna luz del día, mi jefe estaba acostado al lado mío, su mano sobre mi muslo, s
e la habitación sin que él se
abían dónde estaban mis cosas que
esapareció por unos segundos
ora d
edida con Diego
ero mejor había sido lo que pa
daba un alivio para los demás acont