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CAM: ON
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Capítulo

Rose es una cam-girl que presta sus servicios en una página llamada CAM:ON. Sin embargo, sucede de un momento a otro algo extraño en la web lo cual hará que el trabajo pierda la diversión y su vida se convierta en una pesadilla sin fin. (Hice un instagram para actualizaciones y noticias sobre mis libros, acá está el perfil: Elkiemcam_on)

Capítulo 1 Noir

Antes de comenzar a trabajar como cam-girl, su vida era completamente normal, una persona de un pueblito alejado donde conocía a todos y todos la conocían a ella; asistía a la escuela y aunque no se trataba de una estudiante sobresaliente no era alguien mediocre. No es que el dinero comenzó a escasear y por ello accedió al servicio erótico, sino más bien porque lo quiso, porque por alguna razón lo tomó como el escape de la realidad debido al trauma ocasionado el 21 de septiembre.

El día de la primavera hallaron el cuerpo de Eve como si fuera únicamente un saco de huesos y carne, allí fue donde adquirió otra personalidad. Eve no era originalmente ella, sino que se trataba de un él, de Alex, pero luego lo conocían como "la loca esa, la travesti del barrio" que ahuyentaba a las personas en los comercios. Alex no se consideraba una señorita, sino que le agradaba travestirse, decía que la ropa efectivamente no tenía género.

" Ya sabés, todos dicen eso ahora, pero después me ven a mí y se espantan". Todos eran tan amplios, tan abiertos, tan progresivos, sin embargo les daba pudor acercarse a ella. Se llamó a si mismo Eve, la del Edén, la que la comió la manzana del pecado, aunque tenía otra perspectiva respecto a eso, pensaba que tal vez se aburrió del paraíso, aún si fuera aquello que el humano codiciaba con ansias, menos para ella, porque quizás se trataba de una pesadilla.

Allí Rose conoció su primer amor a los dieciséis años, sus ojitos brillaban por Eva, por Alex, por ambos; no le importaba su apariencia porque sabía que su amor era algo puro, inocente, genuino, tan genuino como alguien que recién conoce la menstruación, en aquél momento, él tenía dieciocho años. Le gustaba el café, pero después de la escuela esperaba a Rose con una taza de té en la cocina de su hogar, y en este mismo sitio compartieron el primer beso tímido. Fueron uno, dos, tres veces, pero nunca sucedió nada más que eso lamentablemente, porque se lo arrebataron de sus brazos.

Cuando Eve comenzó en la prostitución con la carita pintarrajeada y la peluca dorada, la madre de Rose decidió alejarla de él, pero la misma Eve lo hizo por su cuenta ya que podría poner en aprietos a su amada. Rose, por su parte, lamentaba muchísimo los climas inhóspitos y la explotación a la que se sometía su muchachitx ideal. Todo el pueblo odiaba a Eve, odiaba observarlo en las esquinas del centro con las medias de red negras parecidas a una telaraña bajo los focos incandescentes de los autos.

Una tarde de agosto, Rose se animó a cuestionarle su trabajo y un por qué brotó de sus labios casi en un susurro.

-No planeo que lo entiendas. Vos sabés que esta es mi identidad ahora, así quiero verme todos los días de mi vida, con mis faldas, mi maquillaje, mi cabello largo, mis tacones, pero en este pueblucho no te aceptan si no sos como ellos quieren. Me dicen que me vea y me vista como hombre, ¿para qué? Ya soy hombre, nada más me gusta vestirme de esta manera, ¿y qué? Deciden no darme ningún puesto de trabajo. Soy como la peste, mi amor.

La conversación finalizó así, sólo quedó un silencio cargado en el aire que podía fragmentarse si alguno de los dos deseaba abrir la boca.

Un día, cuando Rose salía de la escuela, -asistía al turno tarde por lo que llegaba casi a las siete de la noche a su hogar-, un auto negro arrancó al mismo tiempo que ella eligió la dirección adecuada al caminar, lo noto rápido, notó que la seguía, y la saliva se le estancó en la garganta, sus manos comenzaron a sudar frío debido al nerviosismo, podía oír el corazón en los oídos y sus pies aceleraron. Un calor increíble le dominó el cuerpo, y las gotitas perladas de la transpiración caían sobre su frente. Corrió, corrió tan rápido como pudo hasta que lo perdió de vista e ingresó horrorizada a su hogar. Por la noche, recibió un mensaje al whatssap que adjuntaba una foto. Sintió náuseas porque se mostraban los genitales de un hombre al igual que un espectáculo y lo que más pánico le ocasionó fue que según el texto esa masturbación se hizo gracias al verla caminar con la falda característica escolar. Una falda con la que Rose se veía frente al espejo normalmente y no sólo ella, sino todas las mujeres de su escuela, nunca le había otorgado una sexualización a un pedazo de tela negra que envolvía su cintura y el trasero. No dijo nada del mensaje, fingió estar enferma algunos días debido al terror que se apoderaba de ella con sólo pensar en las cuadras que debía caminar sola. Nunca pensó que su camino de siempre se volvería el tormento, sin embargo, continuó recibiendo fotos, y las borraba, el rostro del hombre aparecía en la foto del whatssap el cual le hizo captura para poder mostrárselo a Eve.

Ésta le mencionó que ese tipo formaba parte de la lista de clientes de la noche, hablaría con él o lo golpearía, o ambos, pero de alguna manera dejaría de molestarla. Así efectivamente sucedió, así lo hizo, así fue; las fotos primitivas no se hicieron presentes en su galería. No deseó preguntarle cómo lo hizo exactamente, hasta que Eve la citó en su hogar, el té se había enfriado. Allí le planteó que no podrían verse más porque sólo acarreaba problemas en su vida. Eso dio lugar al día más triste en la vida de la adolescente Rose.

Su amadx desapareció, si la cruzaba en el pueblo no compartía mirada alguna con la muchacha y eso poco a poco le rompía el alma. La distancia llevó a que tampoco se presentara en su ceremonia de graduación y ni un mensaje se coló en su casilla, hasta que a la mañana siguiente la mamá de Eve se hallaba frente a la puerta con una caja marrón decorada con un moño rojo gigante, y se la entregó, únicamente respondiéndole con una sonrisa a sus preguntas. Dentro, encontró los tacones amarillos que Rose tanto contempló días atrás en las vidrieras del centro. Eve aún la recordaba y se sabía sus gustos de memoria.

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