El Divorcio Falso se convierte en Verdad

El Divorcio Falso se convierte en Verdad

Gavin

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Mi marido, Javier, llegó a casa con una sonrisa extraña y la propuesta que, según él, cambiaría nuestras vidas para siempre: un puesto de alta dirección en Argentina. La única condición, explicó, era un "divorcio de conveniencia", solo en el papel, exigido por la empresa y todo "por nuestro futuro" y el de nuestra hija. Lo que él no sabía es que, noches antes, mis insomnios me habían llevado a un foro donde se detallaba "la estafa del divorcio por trabajo en el extranjero": un patrón idéntico para vaciar cuentas y huir con una amante. Su descaro se confirmó con un mensaje de "Valeria" en su teléfono: "¿Ya lo has conseguido, amor? ¡No puedo esperar a que estemos juntos en Mendoza!". Poco después, vació nuestra cuenta conjunta hasta el último céntimo, dejando a cero los ahorros de diez años de matrimonio. Mientras me besaba la frente y me llamaba "la mejor esposa del mundo", una pregunta resonaba en mi mente: ¿De verdad me creía tan estúpida? No sentí dolor, solo una fría y gélida anticipación de lo que estaba por venir. Firmé aquel divorcio con una sonrisa dócil, pero por dentro ardía la determinación. Él creía que me había despojado de todo, pero no sabía que mi "hobby" de diseñadora gráfica me había permitido acumular una fortuna de seis cifras en una cuenta secreta. Ahora, mientras él celebraba su traición, yo empezaba mi juego: me aseguraría de que se arrepintiera, de que perdiera mucho más de lo que jamás soñó robar.

Introducción

Mi marido, Javier, llegó a casa con una sonrisa extraña y la propuesta que, según él, cambiaría nuestras vidas para siempre: un puesto de alta dirección en Argentina.

La única condición, explicó, era un "divorcio de conveniencia", solo en el papel, exigido por la empresa y todo "por nuestro futuro" y el de nuestra hija.

Lo que él no sabía es que, noches antes, mis insomnios me habían llevado a un foro donde se detallaba "la estafa del divorcio por trabajo en el extranjero": un patrón idéntico para vaciar cuentas y huir con una amante.

Su descaro se confirmó con un mensaje de "Valeria" en su teléfono: "¿Ya lo has conseguido, amor? ¡No puedo esperar a que estemos juntos en Mendoza!".

Poco después, vació nuestra cuenta conjunta hasta el último céntimo, dejando a cero los ahorros de diez años de matrimonio.

Mientras me besaba la frente y me llamaba "la mejor esposa del mundo", una pregunta resonaba en mi mente: ¿De verdad me creía tan estúpida?

No sentí dolor, solo una fría y gélida anticipación de lo que estaba por venir.

Firmé aquel divorcio con una sonrisa dócil, pero por dentro ardía la determinación.

Él creía que me había despojado de todo, pero no sabía que mi "hobby" de diseñadora gráfica me había permitido acumular una fortuna de seis cifras en una cuenta secreta.

Ahora, mientras él celebraba su traición, yo empezaba mi juego: me aseguraría de que se arrepintiera, de que perdiera mucho más de lo que jamás soñó robar.

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Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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